¿Por que?
Hoy ha muerto un amigo. Su muerte, anónima e intrascendente para muchos, ha roto las esperanzas de aquellos que lo querían, de aquellos para los que su presencia era y sigue siendo algo necesario e imposible.Pocas veces como hoy he sentido cómo la amargura desgarraba mis entrañas, cómo el dolor se apoderaba de todo sin poder encontrar antídoto que lo mitigase. Nunca como este día he visto sufrir a nadie tanto como a la dulce compañera de mi amigo, para la que no existe consuelo posible. Su sonrisa perpetua había desaparecido de su cara.
Cuántos interrogantes han quedado desde hoy asidos férreamente a mi espíritu, a ese lugar donde las angustias se sienten más que en ningún otro, a ese órgano no físico que nos hace más viles o nos humaniza. Examinándome a mí mismo me planteo si, como le ha ocurrido a él, otros, dominados de la misma forma por el influjo venenoso y arrebatador de la heroína, cerrarán sus ojos una noche para no abrirlos nunca más.
¿Culpables? Ojalá existiera
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