Los celos de Carlos IV
Las obras de construcción del palacio de Altamira, según el proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez, comenzaron en 1772, y fue ampliado en 1887 por el arquitecto Mariano Belmás. Definido en la guía de urbanismo del Colegio de Arquitectos madrileño como una interesante obra del neoclasicismo en Madrid, perteneció a la familia de los marqueses de Altamira hasta octubre de este año. Está situado en la calle de la Flor Alta, número 8, apenas a una decena de metros de la Gran Vía y la calle de San Bernardo.El proyecto primitivo era mucho más amplio y ocupaba toda la manzana comprendida entre las calles de San Bernardo, Marqués de Leganés, Libreros y Flor Alta. Según señala la guía citada del Colegio de Arquitectos: "No queda bien claro si por falta de recursos o por que Carlos IV, celoso de que la mansión de un noble pudiese emular la suya, dio orden terminante de que no creciera, así solo se realiza la parte de la calle Flor Alta. Debido a su situación plenamente urbana, el palacio no tiene jardines, y el edificio creció en torno a un patio interior".
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