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Cuerpo de baile

Jóvenes bailarinas interpretan papeles solistas en el repertorio del Ballet Lírico Nacional

Siete jóvenes bailarinas del Ballet del Teatro Lírico Nacional pertenecientes al cuerpo de baile interpretan papeles solistas e incluso de primeras figuras en el programa de la actual temporada madrileña. El Ballet del Teatro Lírico Nacional, que llega a su octavo año de existencia con una plantilla renovada, muestra una transformación que parece estar basada tanto en la atención al repertorio clásico como en la presentación de nuevas caras. La mayoría de estas jóvenes ha entrado en la compañía en el último año.

Frescura, vitalidad y técnica incluida es lo que aportan a la compañía clásica estas jovencísimas bailarinas, que: no han tenido problemas para incorporarse a la unificación de estilo que el ballet está adquiriendo en esta última etapa, al frente de la cual se halla el equipo soviético de Plisetskaia, Plisetski y Savina.Adriana Salgado, que en la gira veraniega interpretó uno de los tres grandes cisnes, ha hecho hace días un sorprendente y espléndido debú Con la Odette de El lago de los cisnes, interpretando con un estilo ajustado y de vibrante expresión que hizo excla mar a su preparadora Valentina Savina: "Ya puedo decir que tenemos una Odette".

Carmen Paris, que ya en la temporada pasada se reveló como promesa, electrizó a la audiencia de la Zarzuela en el paso a dos de Diana y Acteón, en una dinámica espacial prodigiosa que no desequilibró en su improvisa da actuación con Bocca, el día 23, debida a una lesión de Arantxa Argüelles.

Muriel María, la más joven y recién llegada, se turna como las anteriores en un papel con la primera bailarina, Arantxa Argüelles. A los seis meses de entrar en la compañía, Muriel interpreta esta noche el papel principal de Paquita, el Divertisscement de Petipa que exige gran precisión y desenvoltura.

No sólo son estas tres las bailarinas que han tenido acceso a papeles destacados; también hay que citar a Mar Baudesson, Yoko Taira y Eva María Pérez, que hacen variaciones solistas en Paquita. Y a Eva López-Crevillen, que tiene una interpretación destacada en Hoja de álbum, llena de dulzura y calidez.

Muriel María saltó a la fama a principios de año cuando ganó el Premio Fundación de París como finalista del concurso de ballet de Lausanne. Vista en escena personifica la alegría de bailar. Ella es capaz de arremeter con fuerza insospechada endiabladas variaciones, combinando el duro entrenamiento con un corsé ortopédico. "Ahora me lo pongo menos, pero todavía debo llevarlo hasta que termine de crecer, porque tengo escoliosis".

Las tres coinciden en que con el Lago no se disfruta mucho. "Es duro mantenerse en la pose sin mover nada". En cambio, están encantadas con la coreograflia de Ray Barra.

El interés por lo que bailan y la ilusión son palpables en el escenario, donde a menudo se ha dejado ver el estado de apatía que sufría gran parte de la compañía oficial. Ahora sorprende el atracón de protagonismo que soportan estas jóvenes bailarinas y el aparcamiento que en contrapartida sufren varias solistas y primeras bailarinas. El Ballet del Teatro Lírico Nacional ofrece una transformación que parece estar basada tanto en la atención al repertorio clásico como en la presentación de estas nuevas caras.

Vidas paralelas

Adriana Salgado es de Barcelona, pero ha vivido siempre en Zaragoza. Su profesora ha sido su madre, María Rosa Llopis, quien, según confiesa Adriana, hasta los 14 años no logró que me tomase en serio el baile". Entró, igual que Mar Baudesson, en diciembre en la compañía, aunque en 1985 quedó como finalista qn las audiciones de María de Avila.Muriel María ha sido alumna de Lola de Ávila desde los 11 años. Vive en una residencia y estudia segundo de BUP por las tardes. Entró en la compañía en mayo junto a Yoko Taira, después de pasar dos meses en la escuela de aspirantes. Las dos tienen 15 años.

Eva López-Crevillen es también de Murcia, pero ha vivido siempre en Madrid, donde estudió la carrera oficial en el conservatorio con Virginia Valero. Ahora tiene 18 años y lleva casi tres en la compañía. Alterna su trabajo con los estudios de COU a distancia (IMBAD), y con su otra afición, la música. "Sí que hay tiempo. Si lo buscas, tienes tiempo para todo", afirma.

Carmen Paris tiene 19 años y es madrileña. Su familia no está relacionada con el arte y se extrañaron cuando les comunicó su intención de ser bailarina. "Ellos me apoyaron siempre, incluso cuando tuve que dejar los estudios", dice. Estudiaba ballet entonces con María Luisa Martín, quien intensificó su formación y completó su carrera. Igual que Eva María Pérez, entró en la compañía hace año y medio.

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