Uno de los procesados niega toda relación con el joyero
Miguel Ángel Bercianos, ex jefe del Grupo Antiatracos de Bilbao, para quien el confidente Federico Venero trabajó en una época. determinada, negó ayer ante el tribunal que en el verano del año 1984 hubiese llamado por teléfono al joyero de Santander para que le llevase a la localidad de Castro Urdiales (Cantabria) un reloj de oro con brillantes que pretendía regalar a su mujer. Miguel Ángel Berceiano lo negó todo: que le hubiese proporcionado en varias ocasiones droga para vender y mucho menos que le hubiese reclamado dinero."Lo que hacía era entregarle unos paquetillos conteniendo Cola-Cao envueltos con polvos de talco. Porque este señor [refiriéndose a Venero] es que era insaciable, un pesao que siempre estaba pidiéndome que le pagara sus servicios. '¡Dame algo, tío!'", señaló ayer Bercianos, quién agregó que le había facilitado Cola-Cao en dos ocasiones y en una tercera aspirinas molidas mezcladas con polvos de talco.
Resultó inútil que el abogado defensor de Federico Venero, Antonio Sarabia, lograra del presidente del tribunal, Jesús Porras, un careo entre ambos acusados para que se pusieran de acuerdo sobre si era o no cierto que el joyero Venero, según tiene declarado, hubiese dado al policía entre medio millón y un millón de pesetas.
"Porque Miguel Ángel Bercianos", había dicho Venero, como los tenía yo, estaba angustiado por los problemas económicos, tenía en construcción un chalé y debía hacer frente a las letras".
Momento de tensión
Durante el interrogatorio de la tarde se suscitó un momento especialmente tenso cuando el abogado defensor de Federico Venero preguntó a Miguel Ángel Bercianos si había estado, en alguna ocasión, en casa del joyero en Santander. "Jainás", contestó con sequedad.
Durante el breve seudocareo, el joyero santanderino desmintió rotundamente al policía al manifestar que un día se había desplazado desde Bilbao en un coche oficial hasta su chalé de los alrededores de Santander para cargar el vehículo "hasta arriba", en presencia de su mujer y de la doméstica, "con todo lo que veía a su alcance, una colección de armas antiguas, cuadros, figuras..."
"Señor presidente, son imaginaciones suyas, tiene que justificar que yo he engañado", replicó el policía Miguel Ángel Bercianos. "Señor presidente", puntualizó por su parte el defensor del joyero Venero, "eso no es un careo, no es el enfrentamiento entre dos contendientes que expresan opiniones distintas y es lo que yo he solicitado. Esto es una simple conversación de dos personas en desacuerdo".
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