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El fiscal pide 24 años en total para los cinco agentes de la mafia policial juzgados desde hoy en Santander

La Fiscalía del Estado solicita en total 24 años de cárcel y 32 años de inhabilitación para un comisario y cuatro inspectores de policía acusados de integrar la mafia policial. La Audiencia Provincial de Santander comienza en la mañana de hoy la vista oral de un juicio en el que se sentarán en el banquillo, junto a los cinco policías, el joyero Federico Venero Herrero y el herrero Salvador Fernández Velgas. La defensa de los agentes pide su absolución. Dos de los policías -Francisco Javier Fernández Álvarez y Victoriano Gutiérrez Lobo- fueron condenados el pasado mes de septiembre a más de 29 años de cárcel cada uno por la desaparición del Nani.

En concreto, el fiscal jefe de la Audiencia de Santander, Lucio Isidoro Valcárcel, solicita seis años de cárcel para los inspectores Antonio Caro Fontanillo Victoriano Gutiérrez Lobo y Adelardo Rafael Martínez García y para el joyero Federico Venero por un delito de tenencia ¡lícita de armas. El fiscal rebaja a tres años de prisión su solicitud por el mismo delito para el comisario Fernández Álvarez y para el herrero Salvador Fernández Veigas. Por su parte, el abogado de los agentes niega que sus clientes hayan incurrido en delito alguno.El representante del ministerio público considera en sus conclusiones provisionales que "Federico Venero se puso en contacto con el inspector Caro en los primeros meses del año 198Y. El fiscal añade que Venero, confidente del policía, informó a éste de que un conocido delincuente, Laureano López Echevarría, le había solicitado un arma. "Con el conocimiento y anuencia de Caro, Venero se traslada a Selaya [Cantabria]" y adquiere un revólver por 100.000 pesetas al herrero Salvador Fernández, conocido como Cheluco y con antecedentes penales.

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Las conclusiones del fiscal añaden que Federico Venero entregó el arma a Caro, y consideran como hecho probado que "el citado inspector solicitó informes a la Guardia Civil, devolviéndosela [a Venero] a sabiendas de que iba a ser utilizada para cometer diversos hechos delictivos".

El abogado defensor de Antonio Caro considera en sus conclusiones que Federico Venero había informado a su cliente que Laureano López tenía intención de atracar unajoyería en Santander, por lo que "se montó el aparato policial para frustrar los planes de los delincuentes y proceder a su detención; sin embargo, la operación no tuvo resultado alguno, dado que el aludido Laureano había desistido de sus planes", trasladándose a Bilbao, donde se dedicaba al tráfico de drogas.

La Fiscalía del Estado asegura que, en noviembre de 1983, el delincuente Francisco Javier Sánchez Rico, Pardi, miembro de la banda del Nani, pidió armas a Venero, y que éste se puso de nuevo en contacto con Caro, quien le proporcionó una pistola Un mes más tarde, según el fiscal, Pardi pide otro revólver a Venero, previa entrega de 125.000 pesetas. Venero acude de nuevo al herrero de Selaya y entrega el revólver a Caro, quien vuelve a pedir informes a la Guardia Civil. Tanto la primera pistola como el segundo revólver fueron encontrados el 12 de diciembre en un registro en el domicilio de Pardi, situado en la carretera entre Sestao y Portugalete (Vizcaya).

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El amigo del 'Nani'

Por su parte, el abogado de Antonio Caro sostiene en su escrito que el jefe de la Brigada Judicial de Santander, apellidado Alonso, 'autorizó a Venero la entrega [de las armas], pensando que con ello se podría conseguir la detención del delincuente, como así ocurrió el día 12 del mismo mes".

El fiscal Valcárcel prosigue en su relación que en el verano de 1984, Ángel Manzano Rubio, amigo del Nani, también pidió a Venero unas armas de fuego. El inspector Caro había cambiado de destino, abandonando la brigada y pasando a la inspeccción de guardia, y el joyero realizaba ahora sus labores de confidente para los inspectores Gutiérrez Lobo y Martínez García. El primer agente está condenado a 29 años, dos meses y un día de cárcel por el caso el Nani, mientras que el segundo estuvo convocado como testigo en el juicio por la desaparición de Santiago CoreIla, aunque finalmente no acudió al ser retirado su testimonio.

La Fiscalía del Estado considera que los inspectores Gutiérrez y Martínez entregaron a Venero dos revólveres y una pistola semiautomática, "conscientes del destino" que iba a darles Manzano. En septiembre de 1984, Manzano volvió a pedir otra arma, ésta de mayor tamaño, a Venero, quien trasladó la petición a Gutiérrez y al comisario Fernández Álvarez, condenado el pasado septiembre a 29 años, siete meses y un día por la desaparición del Nani. Estos dos últimos agentes "se desplazan de Madrid a Santander, donde, conocedores de su destino y a cambio de 100.000 pesetas, facilitan una pistola, marca Llama, a Federico Venero".

Por su parte, el abogado José Emilio Rodríguez Menéndez, que ha defendido a los agentes durante la instrucción de la causa, no duda en sus conclusiones de que "en las dos ocasiones mencionadas por el ministerio fiscal, Federico Venero proporcionase a Manzano las armas, pero si tal transacción se realizó fue totalmente ajena y a espaldas de los inspectores Gutiérrez Lobo y Martínez García, así como del comisario Fernández Álvarez".

Según este letrado, la relación entrelos agentes y Venero se limitaba estrictamente a "utilizarle como confidente, pero siempre dentro de los límites de la legalidad".

Tráfico de drogas

Por otra parte, la Fiscalía del Estado solicita además en sus conclusiones tres años de prisión menor para el inspector Miguel Ángel Bercianos Torres y otros tres para Venero por un delito de tráfico de drogas.

El fiscal Valcárcel considera que en los meses de septiembre a noviembre de 1985, Bercianos .entregó a Venero, quien le había prestado servicios de información, diferentes cantidades no concretadas de heroína y cocaína, para su posterior venta". "Esta entrega se efectuaba unas veces en Bilbao y otras a través de paquetes depositados en el hotel Las Rocas, de Castro Urdiales", añade la Fiscalía del Estado.

El abogado Rodríguez Meriéndez pide la absolución de Miguel Ángel Bercianos y niega cualquier entrega de sustancia estupefaciente de su cliente al joyero Federico Venero.

Los abogados de Venero y del herrero Salvador Fernández piden también la absolución.

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