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El Gobierno decide participar en el caza europeo, pero insistirá en que Francia se sume al proyecto

Carlos Yárnoz

El Consejo de Ministros acordó ayer que España participe en la fase de desarrollo del Avión de Combate Europeo (ACE), lo que supondrá un desembolso de 150.000 millones de pesetas, cifra a la que hay que sumar los 25.000 millones invertidos hasta ahora y el coste del centenar de aviones que España adquirirá previsiblemente al precio estimado de, al menos, 3.600 millones por unidad, con lo que la inversión total será de unos 535.000 millones de pesetas. El Gobierno no logró fijar el índice de participación española por debajo del 13%, pero considera "correcta" la decisión.

El resto de países participantes en el proyecto -Reino Unido, Italia y República Federal de Alemania- ya habían firmado su compromiso para la fase de desarrollo -la última será la fase de producción, a partir de mediados de los noventa- el pasado, 16 de mayo. España, en cambio, optó por no firmar debido a tres razones explicadas oficialmente en su momento. La primera, porque los gastos eran muy elevados y no existían garantías sobre un control efectivo de los costes. La segunda, porque el Ejecutivo estimó que la industria española no estaba suficientemente preparada para explotar al máximo el beneficio tecnológico que debe derivarse de una participación del 13%. Y la tercera, porque Francia, tras separarse en 1985 del proyecto ACE, seguía desarrollando su propio avión (el Rafale) y presionaba a España para que participase en él.El ministro de Defensa, Narcís Serra, explicó ayer tras el Consejo de Ministros que la firma española del acuerdo se producirá el próximo día 9 en Luxemburgo -donde se reunirán los ministros de Defensa del Grupo Europeo Independiente de Programas (GEIP)-, y que el acuerdo de ayer del Gobierno se ha tomado tras obtener una serie de compromisos por parte del resto de países.

Así, Serra explicó que los otros tres países socios garantizarán por escrito que ni una sola peseta española será invertida en beneficio de empresas extranjeras y que, por el contrario, el 13% de inversión española tendrá que convertirse íntegramente en retorno tecnológico para España.

El titular de Industria, Claudio Aranzadi, calificó de "enormemente positivo" el impacto sobre la industria española de la participación en el ACE. Aranzadi señaló que, si bien es difícil conseguir el 13% de retorno en algunas áreas de alta tecnología, existirá una compensación en otras para lograr que el retorno glogal sea exactamente del 13%.

Serra añadió que la decisión es "correcta" porque no sólo atiende las demandas operativas del Ejército del Aire -los ACE sustituirán a los 72 Mirage F-1-, sino que también satisface las pretensiones de la industria española.

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Un solo avión, y no dos

No obstante, y al finalizar la conferencia de prensa, Serra admitió que el Gobierno no ha conseguido su objetivo de hace medio año de reducir su índice de participación, pero sí un compromiso para controlar los costes, de modo que las empresas que los rebasen -de los cuatro países- serán sancionadas. En los últimos meses, los gobiernos de los países socios presionaron para que España no rebajara su participación.

Narcís Serra también comentó que, al acordar el Gobierno que España participe en el ACE, ya no quedan partidas presupuestarias en este terreno para participar también en el Rafale francés, pero que empresas españolas podrán hacerlo si lo desean.

No obstante, el ministro insistió en que el Gobierno cree "absolutamente necesario" que exista un sólo futuro avión europeo de combate -y no el ACE más el Rafale- para poder competir frente a EE UU. Por ello, dijo el ministro, España "no reduce en modo alguno los esfuerzos para que en el futuro haya un solo avión europeo".

De hecho, en la referencia oficial del Consejo de Ministros se especifica que la firma del próximo día 9 en Luxemburgo "compromete únicamente la participación española en esta fase, sin que prejuzgue la continuación en las subsiguientes fases (industrialización y, finalmente, producción), por lo que no se puede hablar de unas inversiones totales para el programa, todavía pendientes de decidir y acordar".

Para Serra, en Europa debe desarrollarse un solo futuro avión o, en todo caso, Francia puede desarrollar su caza pero con muchos sistemas y subsistemas únicos para ambos aparatos.

El prototipo del ACE volará por primera vez en 1991 y en 1994 habrán acabado las evaluaciones en vuelo, que se realizarán en España. El avión pesará 9,75 toneladas y podrá llevar los misiles y bombas más avanzados. Será de difícil detección por radar y algunas operaciones las hará sólo con la voz del piloto.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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