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El empresario Iñaki Arratibel recibió como crédito los 100 millones que cobró por negociar el rescate de Revilla

El empresario de Tolosa (Guipúzcoa) Francisco Arratibel, de 35 años, exigió a la familia de Emiliano Revilla 100 millones de pesetas para intervenir en la negociación del rescate del rehén, según han informado fuentes próximas al industrial soriano. Arratibel cobró el dinero en julio y exigió un documento que disfrazara su entrega como una supuesta operación de crédito, pretextando que la percepción de la cantidad citada era una garantía para evitar la filtración de su nombre en cualquier caso.

El empresario de Tolosa reconoció en una conversación telefónica mantenida anteayer por la mañana con una periodista de EL PAÍS su intervención en la negociación del rescate de Revilla, pero 10 horas más tarde aseguró -en presencia de su aboga do, Santiago Vázquez, y de su "asesor de imagen", Ramón de la Cruz- que no había tenido relación alguna con los hechos. Su implicación con el secuestro de Emiliano Revilla fue revelada el lunes por el semanario Tribuna de Actualidad. Arratibel se encontraba desde el fin de semana ausente de San Sebastián, donde reside habitualmente. El martes por la mañana entró en contacto telefónico con una periodista de EL PAÍS, después de que ésta le hubiera dejado varios recados en las oficinas de su empresa de alimentación, en el barrio de Martutene, y concertó un encuentro para las 18.15.

En la conversación telefónica, el empresario dijo que iba a contar toda la verdad. Adelantó que se había visto forzado a intervenir porque le habían dado un ultimátum, con un plazo de ocho días para incorporarse a las conversaciones sobre el rescate, tras varias negativas anteriores de su parte. "Tengo documentos y papeles, y los voy a enseñar", argumentó en apoyo de su. versión. Añadió que no quería quedar citado en un lugar público porque estaba asustado.

Arratibel telefoneó de nuevo a la periodista en torno a las cuatro de la tarde. Le dijo que iba a consultar con sus abogados y que acudiría a la cita en cuanto acabara, quizá antes de la hora establecida, y pidió "que las cosas salgan" tal y como las iba a exponer. Reconoció de nuevo su intervención en la negociación del rescate y aseguró disponer de un documento donde se solicita su participación por su experiencia anterior en otros casos de secuestro.

Plantón

El empresario tolosano no apareció en el lugar convenido a la hora de la cita. Una mujer que dijo ser su secretaria anunció que el encuentro quedaba anulado y que telefonearía por la noche. Arratibel, no obstante, fue localizado en el despacho del abogado de San Sebastián Santiago Vázquez, después de varias horas de espera. El letrado negó por dos veces telefónicamente la presencia de su cliente.En una conversación mantenida con dos periodistas de EL PAIS, Arratibel rechazó cualquier relación con la negociación del rescate, dijo que no ha recibido dinero en ningún concepto de la familia Revilla ni de sus próximos y anunció "un comunicado" a la Prensa para los próximos días.

Fuentes cercanas a los Revilla, por el contrario, le acusan de haber cobrado 100 millones de pesetas después de que su intervención en las conversaciones fuera impuesta por ETA. Arratibel pretextó que se trataba de una garantía para asegurar la máxima discreción en torno a su nombre y que éste no trascendiera. Posteriormente, el empresario pidió 60 millones de pesetas más para retribuir a los contrabandistas que debían trasladar el dinero del rescate desde España hasta Francia.

La familia, indignada, exigió que una primera entrega de 25 millones, correspondiente al envío de los 500 millones pagados a ETA en julio, fuera deducida por Arratibel de su propia comisión de 100 millones, pero más adelante accedió a entregar 35 millones más, correspondientes al transporte del segundo pago a ETA, realizado en octubre.

Francisco Arratibel dirige una industria alimentaria de más de 100 empleados que lleva, su apellido y que incluye varias tiendas abiertas al público en Tolosa y San Sebastián, una empresa de cocina industrial y una fábrica de platos precocinados y congelados de alta calidad. Su relación con ETA, según ha explicado él mismo, se inició el 6 de junio de 1978, cuando dos hombres armados irrumpieron en un almacén de la empresa en Tolosa con la intención de secuestrar a su padre.

Arratibel se enfrentó a los secuestradores y les puso en fuga. Poco después viajó al País Vasco francés con una suma de dinero para entregarla a ETA y conseguir que dejaran tranquilo a su padre.

Aunque ETA no quiso aceptar el dinero, según el empresario, él insistió durante tres días, y en el curso de las conversaciones llegó a hacerse amigo de los hermanos Txomin y Angel Iturbe, dirigentes por aquel entonces de la organización terrorista.

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