Condenada a 20 años una mujer que mató a su compañero sentimental
María Luisa Loayssa Cabezas, de 53 años, la mujer que dio muerte a su compañero sentimental con un cuchillo eléctrico el pasado mes de enero, ha sido condenada por la Audiencia Provincial de Zamora a una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato con la atenuante de arrepentimiento espontáneo.
La condena incluye el pago de una indemnización de un millón de pesetas a los herederos de la víctima. En la vista oral de este caso, celebrada el pasado día 13, el fiscal solicitó 27 años de prisión y seis millones de pesetas de indemnización a los herederos, por un delito de asesinato con alevosía, mientras la acusación particular pidió la pena máxima de 30 años de reclusión y diez millones de pesetas de indemnización. Tanto la acusación particular como el ministerio fiscal basaron su alegato en las declaraciones de la acusada el día en que se entregó voluntariamente a la policía y las que realizó posteriormente ante el juez, asistida de letrado.Loayssa confesó que hacia las nueve de la noche del domingo 3 de enero de este año, aprovechó un momento en que Manuel Moreno Alonso, de 41 años, dormitaba en el sofá del domicilio común para provocarle un corte en el cuello con un cuchillo eléctrico, a consecuencia del cual falleció unas horas después.
Defensa propia
A pesar de todas las declaraciones anteriores, durante el juicio Loayssa mantuvo la autoría de la muerte, pero alegó defensa propia. Según dijo, utilizó el cuchillo cuando la víctima se avalanzó sobre ella y en un momento en que perdió el control sobre sus actos. "Se me nubló la vista", declaró. En consecuencia, la defensa solicitó la absolución de la procesada, al considerar la existencia de las eximentes de trastorno mental transitorio, arrebato y arrepentimiento espontáneo. Alegó también que Loayssa fue amenazada de muerte por la víctima días antes del crimen, al negarse a firmar unas escrituras que traspasaban sus propiedades a Manuel Moreno y en la fecha de los hechos volvió a presionar a la ahora condenada. Ambos compartían sus vidas desde hacía bastante tiempo y todo les había ido bien hasta que el negocio que regentaban, un local de alterne, dejó de ser rentable.
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