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Salario mínimo para pobres en Francia

La Asamblea Nacional francesa, con una insólita unanimidad, ha aprobado el primer proyecto de ley importante en el ámbito social presentado por el Gobierno de Michel Rocard y uno de los que marcarán en este terreno el segundo septenio de François Mitterrand. Se trata de una nueva ayuda social, llamada salario mínimo de reinserción (RMI), que beneficiará a los ciudadanos franceses y a los extranjeros residentes en Francia, siempre que cumplan ciertas condiciones. La aprobación, votada el miércoles, se produce en un momento en el que las huelgas del sector público y los conflictos sociales no hacen sino crecer.

El RMI, que entrará en vigor el próximo mes de enero, tras el paso del proyecto por el Senado, beneficiará a los franceses mayores de 25 años o a los menores con niños a su cargo cuyos recursos sean inferiores a 2.000 francos mensuales (40.000 pesetas), o 3.000 francos si se trata de una pareja. Este límite se aumenta en 600 francos por cada hijo. Afectará también a los extranjeros con residencia permanente y a quienes posean una carta de residencia temporal después de los tres primeros años.Según los cálculos gubernamentales, 570.000 familias (1.520.000 personas) están en disposición de recibir esta ayuda, de unas,26.000 pesetas por mes y beneficiario. El coste total para el Estado se estima en más de 180.000 millones de pesetas al año.

La ley se aprobó con la única oposición de tres diputados de la Unión por la Democracia Francesa (UDF) y 18 abstenciones sobre un total de 550 votos. Toda la derecha, incluida la única diputada elegida por el Frente Nacional y recientemente expulsada, Yann Piat, ha apoyado el proyecto gubernamental, más incluso que el grupo parlamentario socialista y que los comunistas.

Durante los cinco días de debate, los socialistas presionaron al Gobierno para conseguir una ley más progresista y Rocard tuvo que acudir a la Asamblea para apaciguar los ánimos de los diputados que, en teoría, sostienen al Gobierno.

Los socialistas proponían que el montante de la ayuda fuera mayor, que se extendiera a los jóvenes y extranjeros sin excesivas limitaciones y que la concesión no estuviera ligada a la firma de un contrato de reinserción mediante el cual el beneficiario deberá desarrollar actividades de interés colectivo o formación profesional.

Mejoras socialistas

Tras agitadas discusiones, el grupo socialista ha mejorado socialmente el proyecto, aunque el Gobierno no ha aceptado todas las enmiendas del partido para no provocar la retirada del apoyo de la derecha. Durante tres meses, el RMI podrá percibirse en espera de firmar el contrato de contraprestación y su suspensión no será automática, como pretendía el Gobierno.

La unanimidad del Parlamento desborda los límites de la apertura propugnada por Rocard, pero a costa de enfrentamientos entre el Gobierno y los diputados socialistas.

La política de rigor económico provoca también la extensión del movimiento huelguístico en el sector público, en demanda de aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo.

El personal hospitalario protagonizó ayer dos manifestaciones en París, en un conflicto que dura ya dos semanas, mientras el del transporte público mantiene paros parciales. La semana próxima la situación puede agravarse si se confirman las huelgas de funcionarios y de trabajadores de correos, electricidad y ferrocarriles.

A causa de los conflictos, Rocard suspendió ayer un viaje a Camp Mailly, donde iba a participar en un acto militar. El primer ministro reiteró ayer en una entrevista con la cadena de televión TF1 su intención de tratar cada caso por separado para no convertir en imparable el proceso reivindicativo, no crear agravios comparativos y mantener los equilibrios de la economía francesa. El RMI es un salarió de carácter puramente social que nada tiene que ver con el salario mínimo interprofesional, que en Francia equivale a unas 97.000 pesetas.

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