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La Comunidad Europea dejará este año sin utilizar 275.000, millones de pesetas del presupuesto

La Comunidad Europea dejará este año sin utilizar 2.000 millones de ECU (275.000 millones de pesetas) de su presupuesto. Esta previsión, avanzada ayer en Estrasburgo ante el pleno del Parlamento Europeo por el comisario Henning Christophersen, coincidió con la presentación por parte de la Comisión Europea de las nuevas propuestas para los sectores de vacuno y ovino. En este caso, el objetivo es limitar la intervención y reducir los excedentes para ahorrar unos 55.000 millones de pesetas al año.

Los grupos parlamentarios criticaron mayoritariamente la tacañería de la Comisión Europea a la hora de utilizar el presupuesto para el presente ejercicio. Salvo el conservador británico Peter Price, que objetó que la aplicación de estabilizadores agrícolas debería haberse traducido en un ahorro doble, el resto manifestó su oposición. El eurodiputado griego Efthimios Christodoulou, del grupo Partido Popular Europeo, destacó el peligro de que, si sigue por este camino, la Comisión será incapaz de cumplir los plazos y previsiones para la duplicación de los fondos estructurales en 1992.El ahorro comunitario se centra precisamente en los llamados créditos de pago o gastos no obligatorios, en los que se incluyen las partidas para el desarrollo de las regiones desfavorecidas de la CE y de países terceros. El socialista español Joan Colom y el aliancista Miguel Arias Cañete pusieron el acento en la infrautilización de las ayudas destinadas a América Latina.

Ayudas a la ganadería

La Comisión Europea aprovechó su reunión en Estrasburgo, coincidente con la celebración del Pleno parlamentario, para aprobar las nuevas propuestas de reforma en los sectores del bovino y del ovino. El objetivo es reducir gastos en cantidades anuales de 14.000 y más de 40.000 millones, respectivamente.

En el caso del vacuno, el proyecto va dirigido a rebajar la intervención pública desde las 537.000 toneladas de 1987 a un límite máximo en este tipo de compras de 200.000 toneladas para el próximo año. Las medidas de control de la producción puestas en marcha hasta ahora, según explicó el comisario Frans Andriessen, no han dado resultado. La Comunidad tiene en estos momentos 717.678 toneladas de carne de vacuno almacenadas sin vender. España contribuye a financiar estos costes de almacenaje, aunque sus existencias (12.747 toneladas) son insignificantes si se las compara con las 221.000 toneladas de la República Federal de Alemania o las 186.447 de Francia.

La reforma del mercado del vacuno, junto a una reducción de los precios a partir de los cuales se desencadena la intervención, pretende también una potenciación de la política de los almacenamientos privados. En ambos, su incidencia en España no va a ser muy alta. Durante los nueve primeros meses de este año, la carne de vacuno entregada a la intervención ha sido solamente de unas 6.000 toneladas. Por otra parte, los almacenamientos privados de vacuno han sido casi inexistentes ante la inexistencia de fuertes excedentes en el mercado y la falta de experiencia en este tipo de operaciones.

Los cambios en el sector del ovino consisten en fijar una cabaña máxima de 62 millones de cabezas. Cualquier aumento en la producción tendrá una penalización equivalente. El Reino Unido, con el 30% del sector, y España, con el 21%, son los países más afectados por este límite.

Aunque en los dos sectores la consecuencia inmediata de las medidas será la disminución de rentas para los ganaderos y la rebaja de algunas primas, otras, como las destinadas a las vacas lecheras, subirían de 3.200 a 5.500 pesetas por cabeza-. Andriessen precisó que las ayudas a las zonas desfavorecidas de la ganadería de montaña serán mantenidas íntegramente.

Por otra parte, la Comunidad ha llegado a un acuerdo con Nueva Zelanda para reducir en 45.500 toneladas las importaciones de carne de cordero procedentes de este país. El nuevo cupo en 205.000 toneladas para 1989 tendrá como compensación la desaparición del arancel del 100%. En cuanto a la más pequeña, la comisión plantea recortar las compras a Nueva Zelanda en 10.000 toneladas.

Carne congelada

En el momento de nuestro ingreso en la CE, el cupo de importaciones de carne congelada procedente de terceros países superaba las 250.000 toneladas, cantidad que no se ha cubierto ningún año. El volumen tan elevado de estas compras y, sobre todo, las posibilidades de llegar a Europa a unos precios muy bajos, hizo que algunos países, como Francia, lograsen de Bruselas la declaración de zona sensible, con importaciones limitadas para no perjudicar su cabaña. España firmó el Tratado de Adhesión sin medidas de protección especiales para las importaciones de ovino desde terceros países. Aunque las compras de carne congelada por España no han sido muy elevadas, la Administración intentó, con resultados negativos, conseguir para nuestro país la misma declaración de zona sensible. La reforma del mercado del ovino supone la desaparición de estas excepciones, modificaciones que se espera sean compensadas por mayores controles para evitar la competencia con las producciones nacionales.

En medios de la Administración española se considera que la propuesta de la Comisión no pasa de ser el inicio de una discusión que se prolongará los próximos meses.

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