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Los presos de guerra, moneda de cambio

Los mandatarios de Irán e Irak vulneran el acuerdo de Ginebra y dificultan la entrega de prisioneros

Milagros Pérez Oliva

MILAGROS PÉREZ OLIVA, El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), organismo de derecho suizo encargado de aplicar los convenios de Ginebra sobre protección y ayuda a las víctimas de la guerra, tiene ya preparadas las listas completas de 51.000 prisioneros de guerra iraquíes capturados por Irán y 18.000 iraníes internados en los campos de Irak. Según los convenios de Ginebra, suscritos por los dos países contendientes, el intercambio de prisioneros debía realizarse inmediatamente después del alto el fuego producido el 20 de agosto pasado. Pero mandatarios de ambos países han vulnerado los convenios para poder utilizar como moneda de cambio y presión la suerte de estos prisioneros.

Especialmente dramático se vislumbra el retorno a casa de los prisioneros iraquíes que durante años han sufrido un sistemático lavado de cerebro en las prisiones de Jomeini, hasta convertirse en chiíes integristas, si bien físicamente están en buenas condiciones, aseguran informes de diversas organizaciones humanitarias. Aunque el islamismo suní es políticamente dominante en Irak una gran parte de la población si no la mayoría es chií, de modo que la actuación de los adoctrinadores jomeinistas no ha caído en terreno baldío.El Gobierno de Irak conoce lo que ocurre en los campamentos iraníes y teme que, con el fin de la guerra, Jomeini le envíe una legión de prisioneros integristas con el objetivo de desestabilizar el país y extender la revolución islámica. No les esperan, pues, con los brazos abiertos, y los prisioneros lo saben.

El CICR prepara la infraestructura para la repatriación, pero no se prestará a efectuar la operación si no es en determinadas condiciones. La más importante es que pueda interrogar a cada prisionero en el último momento, sin testigo alguno, sobre su deseo de volver al país de origen, como ya hiciera en el conflicto de Corea o con los prisioneros enfermos o mutilados repatriados a Irak el año pasado.

Tiendas con dos salidas

Los delegados del CICR instalarán tiendas de campaña con dos salidas, que darán acceso a aviones distintos. Los prisioneros podrán decidir en el último momento si deciden volver a Irak o quedarse. En este último supuesto, el CICR deberá afrontar otros dos problemas: en primer lugar, garantizar su anonimato para evitar represalias contra sus familias y dejar la puerta abierta a que éstas puedan hacerlos pasar por muertos, y en segundo lugar, buscar un destino para estos prisioneros, cuestión muy problemática porque lo que le interesa al régimen de Jomeini no es que se queden en Irán sino que regresen a su país, y no será fácil encontrar un tercer país árabe dispuesto a acoger integristas chiíes que no se han atrevido a volver a su tierra.

El CICR calcula que el número de personas desplazadas se eleva al menos a 120.000 entre prisioneros y civiles refugiados de ambos países, pero sólo se dispone de datos de 69.000. En el último mes y medio antes del alto el fuego la guerra se recrudeció de tal modo que se hicieron unos 20.000 prisioneros más, cuya identidad se desconoce.

Antes de las últimas capturas existían ya importantes lagunas de información. En su memoria de 1987, la organización suiza critica "las limitaciones impuestas a la acción del CICR". Destaca que durante las visitas de ese año, el CICR registró los datos de 4.252 nuevos prisioneros y verificó la presencia de otros 37.702 cuyos datos fueron registrados en visítas anteriores. "En cambio", afirma, "no pudo controlar la presencia en los campamentos visitados de 7.327 prisioneros de guerra cuyos datos ya habían sido registrados. Tampoco obtuvo el acceso a más de 8.000 prisioneros cuya presencia atestiguaba el envío de mensajes famfflares".

En Irán, "el CICR visitó a 12.747 prisioneros en 1987, pero contrariamente a las disposiciones del III convenio de Ginebra, no obtuvo autorización para visP tar a los prisioneros capturados desde diciembre de 1986 ni para registrar sus datos". ¿Dónde están todos estos prisioneros?

Los métodos de adoctrinamiento, similares a los procesos de autocrítica instaurados en los centros de reeducación maoístas, han implicado directamente a los prisioneros, de modo que los ya convencidos se convertían en adoctrinadores y espías de los todavía no convencidos. El clima de tensión entre los propios prisioneros y las duras condiciones psicológicas del adoctrinamiento son el principal problema observado por los 10 delegados del CICR encargados de visitar las prisiones iraníes al amparo de los convenios de Ginebra.

En las prisiones iraquíes donde permanecen los soldados iraníes capturados no se observaron problemas de adoctrinamiento, pero sí graves problemas de acondicionamiento. El hacinamiento y la falta de condiciones higiénicas y sanitarias es el principal problema de los prisioneros iraníes, muchos de los cuales han pasado su adolescencia y juventud en estas cárceles.

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