27 listas se disputan los 120 escaños del Parlamento israelí
A tres semanas de las elecciones en Israel, 27 listas se disputan los 120 escaños de la Kneset (Parlamento), el número 12 de los elegidos desde el nacimiento de Israel. Las listas pueden ascender a 28 si el diputado Meir Kahane, líder del Kach (partido que quiere expulsar a todos los árabes del país), gana la apelación interpuesta ante el Tribunal Supremo contra su descalificación por parte de la comisión electoral central.Dieciséis listas de candidatos pertenecen a partidos ya existentes, pero que no están todos representados en el Parlamento saliente. Otras 12 listas se presentan por primera vez. Algunos movimientos que habían anunciado que presentarían candidaturas se desinflaron en el último minuto. Por ejemplo, la lista contra el impuesto, la de los inquilinos, la de los inválidos y una lista de prisioneros.
En Israel, la ley permite a los prisioneros, tanto comunes como condenados a cadena perpetua, elegir y ser elegidos para el Parlamento. Perspectiva tentadora: una vez elegido, el candidato juega la inmunidad parlamentaria y cambia, triunfalmente, la celda por un escaño en el Parlamento.
Cada cuatro años, la situación se repite. Desfilan frente a la comisión electoral, presidida por un juez del Tribunal Supremo, los personajes más inverosímiles junto a los conocidos, o al menos los creíbles.
Así, esta vez se presenta un tal Abraham Badoudja. Su lista: la Biblia del Cosmos. Saca de una gran maleta una piedra de dimensiones considerables. Sobre la piedra, una inscripción: "Piedra angular de la casa de Dios". Badoudja dice que él piensa poner esta roca "en el lugar preciso en el que será reconstruido el templo del rey Salomón". ¿Delirante? Badoudja es un árbitro de fútbol conocido y respetable.
Otro candidato, Víctor Tayar, del Partido del Pueblo, se presenta por cuarta vez, con la sonrisa en los labios. Grande, sólido, bonachón, Tayar -propietario de un pequeño bar en Jaffo, cerca del mar- se ocupa desde hace años de los jóvenes delincuentes de ese suburbio industrial de Tel Aviv. Les ayuda a dejar la droga, conseguir trabajo, salir del decaimiento. Pero no le basta. Quiere un escaño en el Parlamento.
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