La purga de la vieja guardia
Euforia de los partidarios de la 'perestroika' tras los cambios en la dirección soviética
"Los nuestros han tomado por fin el poder tras tres años y medio de aguantar a inútiles". Con esta frase, un intelectual soviético entusiasta de Mijail Gorbachov resumía eufóricamente su estado de ánimo tras la fulminante reestructuración de la dirección política. Cuatro miembros del Politburó -dos de pleno derecho y dos suplentes- perdieron sus puestos. Egor Ligachov dejó de supervisar la ideología y Víctor Chebrikov fue trasladado de la dirección del Comité de Seguridad del Estado (KGB) a la de una comisión de Derecho en el curso del reciente pleno del Comité Central que, según los indicios, fue imprevisto y obedeció a un impulso del propio Gorbachov.
Diversos medios políticos en Moscú hacían ayer cábalas sobre el detonante inmediato de tal urgencia. En estos medios se barajaban dos hipótesis distintas. Según la primera de ellas, Gorbachov ha quedado impresionado por la falta de resultados concretos de la perestroika en el interior de la URSS y el malestar popular expresado durante el viaje que realizó a Krasnoyarsk (Siberia) el pasado septiembre. A raíz de esta confrontación con las realidades cotidianas, Gorbachov decidió, supuestamente, acelerar el proceso de reformas y hacerse dueño plenamente de la situación sin mas formalismos.Según la otra hipótesis, el detonante de los cambios fue la preparación de una nueva ofensiva conservadora que iba a centrarse en los conflictos nacionalistas como el del Cáucaso, en la mala situación económica y en la política exterior.
El diario Pravda publicó el pasado martes un artículo en defensa de la concentración de poderes que ahora puede ser una pista en los sucesos de la semana última. El autor, I. Shvez, funcionario de la sección de trabajo organizativo del partido en el Comité Central, declaraba que el líder debe ser sobre todo un "generador de ideas".
Saliendo al paso a las objeciones planteadas, Shvez afirmaba que el líder no debe ocuparse de los mínimos detalles, sino saber rodearse de ayudantes y no asustarse de la competencia de otros candidatos en unas eventuales elecciones con más de un aspirante al puesto. Si el candidato del partido no gana las elecciones a presidente del Soviet (Consejo), el partido debe destituirlo, declaraba.
La cena con Honecker
Otra de las claves del comportamiento del máximo dirigente soviético podría estar en una frase pronunciada por él durante una cena de gala en honor del jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA), Erich Honecker. Gorbachov dijo entonces que una parte de los problemas difíciles surgidos en el paso a la práctica de la perestroika no había sido previsto de antemano.
Según Gorbachov, tanto el partido, como el Estado, la agricultura, la industria y la política de cuadros necesitan de un cambio radical.
En el partido, seis comisiones, dirigidas todas ellas por secretarios del Comité Central, han sido formadas para acelerar la reestructuración. Las comisiones se superponen al esquema de 24 departamentos existentes hasta ahora que en parte han sido reducidos.
La comisión de ideología dirigida por Vadim Medvedev engloba los departamentos de Cultura y Propaganda hasta ahora encabezados por Alexandr YakovIev
Medvedev, y no Yakovlev, que a juicio de los observadores políticos habría sido considerado como demasiado radical por sectores conservadores, fue la alternativa discreta buscada para Ligachov. Medvedev, que ha pasado a ser miembro de pleno derecho del PolitIburó, desempeñaba la función de secretario del Comité Central encargado de las relaciones con los países socialistas.
En la biografía de Vadim Medvedev, y como dato anecdótico, figura en los años sesenta una estancia en el Instituto Tecnológico de Leningrado, la misma institución de la cual es profesora Nina Andreieva, considerada la cabeza de turco de una plataforma conservadora apoyada por Egor Ligachov y origen de la segunda gran crisis en el equipo dirigente soviético.
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