_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Carbono 14

El carbono 14 va a misa, pero los oficiantes de la misa ya no creen en la infalibilidad del carbono 14 porque acaba de probar la impostura del Santo Sudario de Turín. Es muy lógico. Los que creen en milagros no pueden fiarse ni un pelo de la ciencia. Y lo que discuten los milagreros no es la antigüedad de la mortaja, sino esa fantástica huella de Cristo impresa en negativo segundos antes de su resurrección. Dicen los fanáticos del carbono 14 que se trata de lino posterior al siglo XI. Vale. Pero para los que creen en resurrecciones y ascensiones esa prueba no vale nada porque el milagro, en rigor, no está sujeto a leyes cronológicas. Alguien capaz de imprimir una figura así antes de su resurrección puede retratarse en la sábana como quiera y cuando quiera. Puede haber usado una tela robada al futuro, del siglo XI. Puede haber diferido el revelado de su huella los siglos que le dé la real gana, sin necesidad del método Polaroid, o autorrevélándose en papel distinto al original, como segunda o tercera copia. O puede ser una astucia divina para acabar con la superstición del carbono 14.El doping positivo de ese negativo de la sábana blanca suena lo mismo, pero al revés, que las huellas positivas del dios negro. La ciencia del carbono 14 sólo dice que el lino milagroso es reciente, y la del control antidoping, que Johnson tomó fármacos prohibidos hace unos meses. Acusan a Ben de impostor por las huellas de una quimica muy reciente. Pero si la ciencia del antidoping fuera de verdad una ciencia exacta, capaz de revelar el rastro de todos los productos artificiales ingeridos por los atletas desde la infancia, entonces seguiríamos creyendo en la milagrosa velocidad de Ben. Porque, con la lista del COI en la mano, ya me contarán quién anda limpio de viejas huellas de cafeínas, anestésicos, diuréticos, analgésicos o estimulantes. Sin mencionar la última certeza de la bioquímica: en ciertas situaciones, nuestro cuerpo produce sustancias muy prohibidas por el COI. Opiáceos, morfinas, dopaminas, sabe Dios. Y nunca en cantidades iguales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_