A dinero más caro, bolsa más barata
La apertura de la sesión ya contaba con el dato: el Banco de España no aceptaba peticiones, por debajo del 11,375% para la subasta de préstamos de regulación monetaria. La bolsa esperaba y había anticipado una elevación del tipo de interés de intervención, pero no se preveía que fuera de nada menos que un punto. Ese punto se trasladará pronto a otras tasas de interés, a elevar la rentabilidad de activos monetarios y de renta fija que compiten con la bolsa; y eso el mercado de valores no podía pasarlo por alto.A la pérdida de atractivo -en términos relativos- que esto supone para la renta variable hay que sumar los efectos de la carestía del dinero sobre la capacidad de financiación de las empresas. La elevación de tipos quiere ser una medida contra la inflación; quiere reducir el crecimiento de precios enfriando la economía. El problema es en cuánto afectará ese enfriamiento a las halagüeñas expectativas de las empresas (sobre todo las que cotizan en bolsa). Son demasiados datos para un solo día, pero preocupaban ya lo bastante como para no atraer a muchos compradores, a pesar de que muchos cambios son cada vez más atractivos.
Los precios, precisamente, conforman la cara amable de la historia. Los valores que más han cedido -con los goteos acumulados y en los dos últimos días de recorte claro- y que representan a empresas sólidas recibieron las voces de compra al cierre de la sesión. Aunque el volumen que se pretendía adquirir en cada caso era limitado, sirven como recuerdo de la liquidez de muchas carteras y de que los recortes tienen un suelo. El dinero, sin embargo, quiere una purga mayor para volver al patio de operaciones.
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