Pierre Debergh

Pierre Debergh es un investigador a quien interesa por encima de todo la aplicación práctica de sus conocimientos. Este profesor belga, cuarentón, alto y delgado, es uno de los principales expertos mundiales en multiplicación de cultivos vegetales in vitro, técnica de alta especialización gracias a la cual salen todos los años del laboratorio en donde trabaja cerca de 40 millones de plantas. Debergh ha participado en Córdoba en un curso dirigido a un limitadísimo número de profesores universitarios. Ha venido a España para hablar de plantas y no consigue cambiar de tema.

Nada locuaz en lo tocante a su vida personal, el profesor belga Pierre Debergh centra toda su conversación en sus intereses profesionales, nacidos poco después de graduarse como ingeniero agrónomo en la universidad belga de Gante en 1968. Siendo profesor ayudante en el departamento de Horticultura de este centro, tuvo la oportunidad de asistir en 1969 a un congreso en el que intervino Georges Morel, profesor de la universidad de Versalles y padre de los cultivos de tejidos. "En aquel simposio", comenta, "quedé tan fascinado por el potencial que tenía la técnica de cultivo de tejidos que le pregunté a Morel si podría aprender en sus laboratorios'.Del laboratorio de Morel pasó al del matrimonio francés compuesto por Jean-Paul y Collette Nitsch, donde consiguió hacer el doctorado. En 1973, el profesor Debergh vuelve a Gante "en plena crisis financiera europea, por lo que había poco dinero para la investigación". Allí entró en contacto con los cultivadores y propietarios de viveros, que, aunque multiplicaban rápidamente las plantas ornamentales, tenían el problema de la difícil propagación o comercialización de las mismas.

Por estas fechas, explica Debergh, "se hablaba del potencial que ofrecía la técnica de cultivo de tejido, pero cuando se llevaba a la práctica había viveristas independientes, de manera que mi trabajo fue aplicar a escala comercial lo que se hacía en los laboratorios".

Los resultados, de acuerdo con su propia versión, empezaron a verse en 1977, cuando aparecen ya en Bélgica siete compañías dedicadas al cultivo de tejidos in vitro, con una producción de 25 millones de plantas.

Este hombre, cuya planta preferida es la palmera -y no por estética, sino por la dificultad de su reproducción-, ha sido la figura del curso organizado por el Jardín Botánico de Córdoba, incluido en los cursos de verano programados por el Ayuntamiento de esta ciudad, sobre el cultivo de vegetales in vitro, y al que han asistido solamente 12 personas. Este reducido número de asistentes se debe a la alta especialización del temario y a la importancia que se ha concedido a las prácticas, realizadas en la unidad de cultivo in vitro del Jardín Botánico y en las cabinas de siembra de la Escuela de Ingenieros Agrónomos.

Debergh, que actualmente se dedica a trabajar con una familia de plantas ornamentales llamada marantlaseae y a sus muchas variedades, afirma que hoy día existen 200 tipos de plantas obtenidas mediante el sistema de multiplicación in vitro -un sistema que se aplica también a la horticultura-, aunque todavía no se ha conseguido extender este procedimiento a muchas especies vegetales.