Los japoneses rezan por la vida de su moribundo emperador
Los días del emperador de Japón, Hirohito, el jefe de Estado actual que más tiempo lleva en el poder en el mundo y el último de los estadistas supervivientes de la II Guerra Mundial, parecen contados. El anciano mandatario, de 87 años, se halla al borde de la muerte tras la crisis intestinal que sufrió el lunes por la noche y que continuó ayer, sin que los médicos pudieran detener la fuerte hemorragia, pese a haberle practicado tires transfusiones sanguíneas. Este cuadro ha agudizado la precaria salud de este histórico personaje, que el año pasado tuvo que ser intervenido por una obstrucción intestinal.La enfermedad del emperador ha conmocionado al país, y muchas personas se han congregado delante del palacio imperial para rezar por la vida del que para algunos de sus súbditos es considerado todavía como Dios. La noticia afectó también a la Bolsa de Tokio.
El Gobierno prepara un decreto para nombrar regente al príncipe heredero, Akihito, de 54 años, que se convertirá en emperador una vez se produzca la muerte de Hirohito.
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