Extremos militares
La madre de un recluta de la RFA me contaba este verano con lágrimas en los ojos las depresiones de su hijo de 18 años porque en el servicio militar le enseñaban a disparar al enemigo a la cabeza. Respondí que, a juzgar por el disparatado número de accidentes mortales de la inútil e insufrible mili española, parecía que aquí nos enseñaran con idéntica precisión a hacer lo mismo con el prójimo. Pregunta: ¿no existe ninguna vía razonable entre estos dos extremos absurdos, señor Serra? iAh!, una sugerencia para objetores de conciencia: los jóvenes progresistas, en Holanda, están a favor del reclutarniento obligatorio como forma de neutralizar el fanatismo militar y el desarraigo respecto de la sociedad civil al que parece tender todo ejército profesional.
¿Y os imagináis lo que habrían sido capaces de hacer con tal ejército los de siempre, los que ahora quieren jugar a civiles y apelar a una Constitución que intentaron aplastar con sus botas militares? Quién sabe si no fue ella nuestra mejor aliada en aquellos días del 23-F, ella: nuestra entrañable y dramática chapuza nacional.-
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