Un saldo taurino en Salamanca

Sigue sin salir el toro bravo, suponiendo que lo haya. De los toros anunciados de Aldeanueva, se rechazaron cuatro en el reconocimiento, siendo sustituidos por otros tantos de Garzón, pero como éste hierro sirvió una remesa de cogitrancos, dos de la divisa reserva fueron a su vez devueltos, saliendo a la arena uno de Matías Bernardos y uno de Guadaira. Un verdadero desastre ganadero, descorazonador, del que, si algo hubiera que salvar nombraría al tercero, de Aldeanueva, que aunque blando resultó claro en la muleta.Capea, en su primer toro, un inválido de Garzón, muleteó a media altura, sin poder evitar que el toro se derrumbase. Pinchazo y estocada corta. En su segundo, de Matías Bernardos, cabeceantes y cortos, logró que tragase la muleta a base de ponerse en la distancia adecuada. Mal con la espada: dos pinchazos y media. Julio Robles, que brindó su primer toro, de Garzón, a Capea, estuvo entregado con el toro en una faena con altibajos pero evidentemente calurosa. Estocada atravesada que escupe y dos descabellos. En el quinto, de Guadaira, aliñó tras ser avisado una vez por cada pitón. Dos pinchazos y media.

Fernando Lozano dejó buen sabor de boca, pese a un toreo un tanto acelerado, consecuencia quizá de su prisa por cortas orejas. Toreó un tanto forzadillo al de Aldeanueva, atemperándose el torero cuando el toro comenzó a ir a menos. Estoconazo. En el sexto, de Garzón, anduvo queriendo, aseado y cumplidor.