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Servir al Estado

Juan Carlos Sanz

La Comisión Nacional de Objeción de Conciencia (CNOC), órgano que otorga la condición de objetor exige al solicitante una declaración de motivos, que pueden ser convicciones de carácter religioso, ético, humanitario, filosófico, u otros; los motivos políticos no están expresamente admitidos.La mitad de los 25.000 objetores reconocidos en España alegan razones religiosas, según Antonio Rodríguez, portavoz de los Testigos de Jehová, quienes, desde su perspectiva de "neutralidad", rechazan "prestar un servicio al Estado, ya sea civil o militar". A pesar de los contactos que han tenido con la Administración, no cree que se alcancen acuerdos para homologar sus trabajos comunitarios al servicio civil, o para que se les declare incapaces por "incapacidad psíquica" para servir al Estado.

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Xavier Rius, ex miembro del MOC y objetor desde hace siete años, ha publicado un estudio sobre la objeción de conciencia en España. A su juicio, hay que diferenciar entre el servicio social y prestación sustitutoria. "Si no te incorporas al servicio social, eres un prófugo; pero si te niegas a cumplirlo, la pena es más elevada", asegura. Rius recuerda que si la condena resulta inferior a un año de privación de libertad, no implica necesariamente la cárcel.

En su opinión, el Gobierno tiene la intención de solucionar el problema de los denominados objetores históricos (quienes alegaron su objeción antes de la aplicación de] servicio social), sin embargo, prefiere esperar a que se produzca la incoproración del primer contingente a la prestación sustitutoria antes de dictar medidas de exoneración o condonación del servicio militar para unos 20.000 objetores.

Miguel Ramos, de 30 años, es el representante de los objetores en el CNOC y se reconoce objetor desde hace 12 años. Ramos es partidario de una "aceptación crítica de la ley", aunque considera "inaceptable" la situación de objetores sobrevenidos, como José Manuel Fierro, de 19 años, detenido en la prisión militar de Alcalá "sometido a un régimen de asilamiento y de soledad forzosa".

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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