El Soro torero
JOAQUIN VIDAL Soro II, que es hermano pequeño del Soro sin numerar, tuvo ayer una actuación torera en Las Ventas, y ya van dos. Soro II no se parece en nada a su hermano: como si fueran de distinta familia. Desde luego son de distinta familia taurina, porque el Soro grande y matador practica el tremendismo, mientras el Soro pequeño y novillero practica un toreo serio, técnicamente ortodoxo y con aspiraciones artísticas.
La novillada fue muy dificil para todos y Soro II, director de lidia responsable, estuvo atento en todos los tercios, presto a intervenir en quites o a echar una mano en la brega. Hacía falta. Dicen en el taurinismo que los toros se caen, se aborregan, se arruinan los pitones porque las ganaderías están bajas de casta. ¡Y un cuerno! Cualquiera que se dé una vuelta por Las Ventas en estos festejos caniculares, verá que las reses salen íntegras de cabezota, aguantan varas, zarandean caballos, son duras de pezuña. Los Ruiseñada de ayer recibieron todos las tres varas en regla -algunos más-, el sexto, que era un manso huidizo, tiró por los aires al picador en la quinta entrada, y a pesar del fuerte castigo, llegaban al último tercio pidiendo guerra.
Ruiseñada / Soro, Cuéllar, Corona
Novillos del conde de Ruiseñada, con trapío, fuertes, mansos, broncos. Soro II: dos pinchazos y bajonazo perdiendo la muleta (ovación y salida a los medios); estocada caída (escasa petición y vuelta con algunas protestas). Juan Cuéllar: pinchazo y estocada ladeada perdiendo la muleta (silencio); estocada (oreja). Manolo Corona: media trasera caída (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada atravesadísima que asoma, perdiendo la muleta, y rueda de peones -la presidencia la perdonó un aviso (silencio).Plaza de Las Ventas, 4 de septiembre.
Para mal de los diestros la guerra que pedían -y que entablaron- no era a pecho descubierto sino guerra de guerrillas, oleada va, parón viene, colada, tornillazo, y pues no cogían al torero por la ingle, intentaban cazarlo por el fondillo, girando rápido en su búsqueda. La mayoría se quedó con las ganas, porque los diestros no les perdían la cara, tampoco se afligían; ni siquiera Manolo Corona, que sufrió dos volteretas terribles en el tercero, dos palizas soberanas en las que el novillo bronco le estuvo revolcando a gañafonazos por medio redondel.
Soro II instrumentó naturales, seguro y templado, al primero -inquietante astifino-, y en el cuarto tuvo el mérito enorme de aguantar las embestidas violentísimas sin descomponerse en absoluto, bajando siempre la mano para que humillara el bárbaro. Y hasta se permitió el lujo de rematar una tanda de naturales ligando con lentitud un afarolado con el pase de pecho de cabeza a rabo.
Otro torero serio y valeroso, Juan Cuéllar, se midió bravamente con el segundo, que se quedaba a mitad del viaje, y al quinto le hizo una faena interesantísima, a la antigua. Tomando al novillo de muy largo, le cuajó naturales y redondos de buen temple, largo viaje, incuestionable mando. Ese fue el único novillo que metió medio bien la cabeza, no por casualidad: fue asimismo el único al que picaron según debe hacerse la suerte. Los tres puyazos de José Luis Montes en el morrillo lo dejaron ahormado, listo para el toreo bueno. Cuéllar practicó ese toreo bueno, dejándose ver, trayéndoselo toreado, cargando la suerte, ciñendo la embestida, ligando los pases. Se volcó al matar y consiguió otro triunfo en Las Ventas.
Manolo Corona, a medias repuesto de los trastazos que le propinó el tercero, aguantó lo suyo en el mansísimo sexto y ensayó con la derecha un toreo de buen corte, que apuntó la afición. La afición tiene su agenda cuajadita de novilleros futuribles; entre otros, los tres de ayer, Juan Cuéllar con muchas cruces. También estaba el Soro pequeño desde su presentación el año anterior, cuando dio la cara con otra novillada dificil, y anotó:"Confirmado: es Soro, pero al revés".
Babelia
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