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Lenie't Hart

Creadora de una guardería de focas

Isabel Ferrer

Todo empezó hace años en una piscina particular donde nadaba una joven foca. Luego llegaron más ejemplares, algunos muy enfermos, y el estanque se quedó pequeño. Lenie't Hart no lo dudó y cambió de residencia, abrió nuevas piscinas y formó una guardería en la ciudad de Pieterburen (Holanda), donde se investiga ahora la forma de atajar el virus picorna, que amenaza con aniquilar las focas del mar del Norte.

Lenie't Hart está empeñada en demostrar que los vertidos de mercurio e insecticidas procedentes del Rin, y que entran en la cadena alimentaría de estos simpáticos animales con la marea alta, han debilitado su sistema inmunológico, propiciando la acción de virus de dificil tratamiento. En esta lucha ha involucrado a 15 personas, casi todas mujeres, y a su hijo Pieter, de 20 años, que le ayuda durante las vacaciones. Para apoyar sus trabajos sobre la contaminación marítima, el equipo cuenta ahora con una subvención otorgada por la Comisión Europea. Una ayuda esencial, ya que el centro de Pieterburen es una institución privada sostenida por las aportaciones de sus 30.000 miembros y las donaciones del Gobierno holandés.Nada hacía prever que aquella empleada de la Telefónica que no sabía nada de zoología acabaría creando un centro adonde llegan ahora focas de toda Europa. "De niña, yo pasaba tardes enteras en el puerto de mi ciudad natal, Delfzijl, contemplando el mar. Siempre llevaba algún cachorro encima, pero sólo desde que todo esto empezó, en 1971, he podido acumular los conocimientos necesarios sobre las focas. Ello me ha permitido reunir a los mejores especialistas de Holanda".

Han pasado 17 años desde que construyera nuevas piscinas para sus resbaladizos huéspedes, pero el centro de Pieterburen sigue siendo una prolongación de su domicilio. Desde el salón puede verse nadar a las focas; más lejos, un grupo de ovejas descansa apaciblemente, y en el interior viven una gata y una perra. Pero guarda toda su energía para sus queridas focas. "Es triste ver cómo estos animales sufren enfermedades dolorosas y mueren masivamente. Lo que de veras necesitamos es convencer a todos los países ribereños para que dejen de contaminar el mar del Norte".

Dice que no recuerda cuándo disfrutó de sus últimas vacaciones, y quizá por eso emplea la radio de su coche para hablar con sus familiares y amigos. Con ese vehículo recoge también a los animales enfermos, que permanecerán en Pieterburen unos seis meses. "Creo que estuve en Oxford Street unos 10 minutos cuando viajé a Londres, hace pocas semanas, para asistir a la conferencia organizada por Greenpeace. La Acrópolis la vi en taxi, en el descanso de otro encuentro que tuvo lugar en Grecia".

Sale poco de su casa-guardería de focas, es cierto, pero apenas alcanza a contestar todas las llamadas de teléfono que recibe. Y sólo tiene que trasponer el umbral de su cocina para unirse a un equipo que ha logrado salvar a una de cada seis focas de la parte holandesa del Waddenzee, donde hasta ahora los animales vivían tranquilos. Sin olvidar a los 100.000 turistas que llegan a Pieterburen todos los años para visitar el centro. Cuando el teléfono calla, Lenie't Hart se desplaza hasta la radio local. Allí presenta un programa de entretenimiento con un amigo. "Hablarnos en gronings, mi dialecto materno, y eso me relaja mucho, porque entro en contacto con mis convecinos".

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