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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Suicidios en la 'mili'

EL MINISTRO de Defensa, Narcís Serra, ha enviado una amplia documentación estadística sobre accidentes y muertes violentas de soldados al diputado del CDS Francisco Javier Moldes. De los datos del informe se deduce que la principal causa de fallecimientos violentos de soldados es el suicidio. Entre el 1 de enero de 1983 y el 14 de junio del presente año, 152 jóvenes se quitaron la vida mientras cumplían el servicio militar y otros 252 realizaron tentativas de suicidio. Sólo en los seis primeros meses de este año, 13 soldados decidieron quitarse la vida. Según un reciente estudio sobre el servicio militar en España, el número de suicidios es entre los soldados más de tres veces superior al registrado en el ámbito civil. El porcentaje sería aún más elevado si el cálculo se hiciera no en términos absolutos, sino solamente entre jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 21 años.Los que han estudiado el asunto consideran que, si bien no puede establecerse una relación causal única entre servicio militar y suicidio, las especiales circunstancias de la vida en el cuartel agravan problemas psicológicos preexistentes hasta el punto, en ocasiones, de conducir al suicidio. Pero sería cerrar los ojos a la realidad ignorar que entre esas circunstancias propias del cuartel ocupan un lugar central ciertos usos que bordean, so capa de la necesidad de la disciplina, el irracionalismo: desde el formalismo ridículo de determinadas actividades hasta la exaltación implícita del machismo o la crueldad presentes tanto en la retórica cuartelera como en la tolerancia ante prácticas como las novatadas y otras.

El Ministerio de Defensa cuenta con un departamento de psicología entre cuyas misiones figura la de estudiar las características de los reclutas antes de su incorporación a filas. De sus estadísticas se deduce que cerca de un 10% de los reclutas son declarados no aptos por motivos psicológicos. Se supone que en ese porcentaje están incluidos los jóvenes que, por decisión propia, presentan previamente certificados médicos para alegar desequilibrios psíquicos que les impiden incorporarse a filas, ya que los soldados actualmente en filas aseguran que no han pasado ningún examen psicológico profundo para determinar si están en condiciones psíquicas para incorporarse a un sistema disciplinario férreo que rompe drásticamente con su habitual forma de vida.

En el propio departamento se alega que resulta muy dificil analizar en profundidad a los más de 200.000 jóvenes que anualmente pasan por los tres ejércitos para realizar el servicio militar. De otro lado, en los cuarteles generales de los ejércitos se asegura con rotundidad que disminuir las cifras de accidentes y suicidios constituye hoy una preocupación prioritaria de los mandos militares. En cualquier caso, las estadísticas de accidentes y suicidios no han disminuido de forma considerable en los últimos años y, por tanto, no parece que hayan sido eficaces las medidas tomadas hasta el momento.

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Desde 1983 hasta mediados de Junio de 1988, un total de 539 jóvenes -incluidos los que se suicidaron- fallecieron en accidentes en la mili y otros 8.187 resultaron heridos. Ello significa que una media de dos soldados por semana pierden la vida en los meses de mili, lo que en absoluto puede considerarse normal. Entre las medidas para prevenir accidentes expuestas por el ministro de Defensa en 1986, destacó la de ordenar que el primer cartucho en los fusiles de los soldados fuera de fogueo. Sólo unos meses más tarde, un joven de guardia en un cuartel de la Armada en Madrid disparó su arma y mató a una mujer que paseaba por la calle. Evidentemente, no se estaban cumpliendo las normas que Serra anunció. Los jóvenes españoles y sus familias realizan duros sacrificios en aras del servicio militar obligatorio. Lo más elemental que se debe garantizar a esos soldados es su propia seguridad personal. Y hoy, desgraciadamente, no es así.

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