"Sé el mal que he causado", dice el pirómano de Ibiza
"Soy consciente del mal que he causado; por eso pido perdón a todos los vecinos afectados", aseguró ayer José Ferrer, el joven pirómano de Ibiza, desde una celda de la cárcel en donde permanece ingresado por su presunta participación en un incendio forestal que ha calcinado 300 hectáreas del término municipal de Sant Joan (Ibiza). El detenido colaboraba desde hace tres años con el cuerpo de bomberos de la isla, siguiendo la prescripción del psicólogo Juan Larban, que se responsabilizó ayer del tratamiento dado al paciente y aseguró que era totalmente válido, a pesar de lo ocurrido.
El doctor Larban, responsable del Patronato para la Salud Mental y Bienestar Social de Ibiza y Formentera, añadió que en este caso habían fallado los controles sociales a los que si debe someter a este tipo de personas. La decisión de ingresa al joven en el cuerpo de bomberos fue una medida adoptada por el doctor de acuerdo con las terapias similares efectuadas en otros países. Fue una decisión en solitario que ha llevado a término sin ningún tipo de control o apoyo judicial, aunque contó con la colaboración del Consejo Insular. El caso llegó a este gabinete recomendado por el médico del pueblo en el que viven los padres de José Ferrer.El tratamiento clínico se sustentaba en una psicoterapia y en su integración en el cuerpo de bomberos, incidiendo al mismo tiempo en el paciente y en su familia. Con la integración en el equipo de bomberos se in tentaba que el muchacho si identificase con el cuerpo y que su comportamiento dentro de equipo actuara como reactivo frente a sus impulsos incendiarios.
El tratamiento psicoanalítico se interrumpió por voluntad del paciente a principios de año sin ningún tipo de explicación La falta de apoyo judicial imposibilitó que el médico utilizar, algún método coactivo para llevar al paciente a su consulta. El doctor Larban asegura que la situación social del paciente es ahora grave y complicada y dificultará su tratamiento.
Ferrer se encuentra por ahora en la cárcel de Ibiza, internado provisionalmente. Se espera que en las próximas horas sea trasladado al instituto psiquiátrico, cumplimentándose así una orden extendida por el juez. El juzgado ha abierto ya un sumario por un supuesto delito de incendio, ha ordenado una doble exploración forense y tiene proyectado tomarle declaración en los próximos días.
Pista forestal
José Ferrer vivía con sus padres en una humilde casa de campo perdida en un lugar agreste y olvidado de Ibiza. Cuando salga de prisión y haya cumplido su condena, no verá otro horizonte que el de la pista forestal. No verá otros rostros que el de su padre, peón albañil; el de su madre, dedicada a las tareas domésticas y a cuidar a los animales, y de su hermano, que trabaja temporalmente como cocinero en un hostal. Se dedicará quizá a leer tebeos, a perseguir las gallinas o a ordeñar a la única vaca que posee. Poca cosa más se puede hacer en Can Cotxo, como se conoce popularmente su casa.José Ferrer, ayer, desde la cárcel de Ibiza, habló de ese mundo, y de su sueño de volver a integrarse en el cuerpo de bomberos. "Necesito ayuda", recalcó a lo largo de la entrevista. Después, de una manera incoherente, intentó justificar aquel deseo incontrolado que le llevó a prender fuego a una zona privilegiada del Mediterráneo. "Sabía el mal que hacía, pero no podía frenarme".
[En la tarde de ayer quedó extinguido el incendio de la isla. Anoche permanecía en el lugar, cerca de Portinatx, un retén contra incendios como medida preventiva, informa Europa Press. Los bomberos recorrerán hoy la zona para evitar que el fuego se pueda reproducir.]
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