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31 muertos por las fuerzas de seguridad en Birmania en el segundo día de huelga general

El hospital general de Rangún fue nuevamente ayer el lugar de encuentro de cientos de miles de personas que, por segundo día consecutivo de huelga general, exigieron democracia y pluralismo al nuevo presidente, el ex ministro de Justicia Maung Maung. En las principales ciudades, cientos de miles de personas se echaron a la calle por segundo día consecutivo. Las fuerzas de seguridad dieron muerte a 31 personas y causaron 80 heridos en la localidad de Mulmein, según indicaron diversas fuentes en Rangún.

El país vive una huelga nacional, convocada por segunda vez en un mes, para exigir el fin del sistema de partido único, democracia pluralista, libertad de los presos políticos y reforma económica.La cifra estimada de participantes en la manifestación de ayer en Rangún supera las 100.000 personas. Fue una de las mayores concentraciones jamás celebradas en la capital birmana. Fuentes diplomáticas contactadas desde Bangkok informaron que concentraciones masivas, de más de 200.000 manifestantes, se desarrollaron nuevamente en Mandalay, la segunda ciudad del país y lugar de origen del nuevo dirigente birmano, y en Tavoy, en el Sur.

En las anteriores acciones de protesta, la acción del Ejército causó, según las autoridades birmanas, 112 muertos y 267 heridos; fuentes independientes señalan, sin embargo, que las víctimas han sido varios miles. Fuentes diplomáticas y la radio de Rangún informaron de incidentes en Mulmein, ciudad portuaria al sureste de Rangún, en los que murieron 31 personas, tras abrir fuego los soldados contra manifestantes que a bordo de cuatro camiones intentaban penetrar en un campamento militar. La agencia de noticias japonesa informó de que hubo varios heridos de bala en las afueras.

En Rangún, tras el espectacular despliegue de días anteriores, el Ejército permitió la marcha de los manifestantes al levantar sus barricas de las calles céntricas y atrincherarse únicamente ante las fachadas de bancos y edificios gubernamentales y en lugares estratégicos.

La respuesta esta actitud de las fuerzas de seguridad en la capital birmana fue, por parte de los manifestantes, el despliegue de un servicio de orden que favoreció la disolución sin incidentes de los concentrados a primera hora de la tarde. Pancartas colocadas en las calles indicaban al Ejército: "Esta es una manifestación pacífica, no disparéis".

"Queremos democracia"

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La multitud, abigarrada mezcla de estudiantes y trabajadores, musulmanes y monjes budistas, médicos y enfermeras, abogados y artistas, marchó desde el hospital central, donde habían comenzado a concentrarse los manifestantes desde primeras horas de la mañana, hacia el centro de la ciudad, coreando consignas de "Huelga, huelga" y "No queremos nada más que democracia", cantando el himno nacional y portando pancartas y banderas con la paloma de la paz y el pavo real, emblema de la revuelta estudiantil.Una gran muchedumbre se concentró ayer nuevamente ante la Embajada de Estados Unidos en Rangún. Según informó un residente en la capital, los manifestantes desfilaron durante dos horas ante la legación norteamericana, mientras abogados que vestían sus togas hablaban a la multitud.

"Está bien claro que las manifestaciones no van a terminar hoy", opinaba ayer una fuente diplomática en Rangún, que se preguntaba cómo era posible que cualquier Gobierno "pudiera sobrevivir a unas manifestaciones como éstas". La grave dad de la situación estriba, según medios diplomáticos en la capital birmana, en que los manifestantes exigen la plena democratización del país y no so lamente un cambio en la cúpula del Partido Birmano de Programa Socialista (PBPS), que rige en solitario en el país desde hace 26 años.

En una pancarta desplegada en una céntrica calle de Rangún se leía: "Esta es la respuesta a la petición gubernamental", en referencia al llamamiento de los medios oficiales de comunicación birmanos invitando a los ciudadanos a expresar sus opiniones, personalmente o por carta, en una oficina gubernamental abierta ayer.

Según una fuente diplomática, la comisión parlamentaria creada el pasado viernes, tras la designación de Maung Maung, para evaluar las reivindicaciones de los manifestantes es considerada por éstos como símbolo de un "gesto sin sentido".

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