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El 'escándalo Qualyle' frena el liderazgo de Bush

Francisco G. Basterra

El escándalo surgido en torno a los supuestos iritentos de James Danforth Quayle, candidato republicano a La vicepresidencia, de huir de la guerra de Vietnam no cesa. Se refleja ya negativamente en los sondeos y se ha llevado por delante la convención republicana de Nueva Orleans, sepultando el lanzamiento de George Bush como un líder capas, de dirigir Estados, Unidos en los años; noventa.

El vicepresidente, en un discurso convincente de cierre de la convención, rompió, por primera vez, su eterna imagen de segundón. Puede ser muy peligroso para el candidato demócrata, Michael Dukakis, seguir minusvalorando a este político aplastado hasta ahora por la poderosa sombra de Reagan. Pero pocos norteamericanos escuchaban sus promesas de crear 30 millones de nuevos puestos de trabajo, su compromiso firme de no subir los "puestos y su afirmación de que el XXI "será de nuevo un siglo norteamericano". La confirmación de que el candidato a vicepresidente, el impetuoso derechista Dan Quayle, utilizó el favoritismo para eludir el combate en Vietnam y hacer la mili en la cómoda retaguardia burocratica de la Guardia Nacional, puede ser catastrófica para B ush.

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Y esto cuando los sondeos de opinión, por primera vez desde hace muchas semanas, reflejan Un virtual empate del vicepresidente con el candidato demócrata, Michael Dukakis. Ayer tres de cada cuatro ciudadanos consultados afirmaban que el patinazo Quayle va a dañar seriamente a los republicanos. En la noche del jueves -pensada como la guinda que redondearía la coronación de Bush- se llegó incluso a rumorear la retirada de Quayle y la presentacIón de un nuevo candidato ante la convención.

Electrochoque

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Sobre la caliente Nueva Orleans planeó la sombra del senador Thomas F_7agleton, al que George del McGovern tuvo que sacar, en 1972, del ticket demócrata al conocerse que había ocultado un tratamiento de electrochoque. Pero Bush ha optado por mantener a Quayle y el partido cerré filas en torno a este hombre de 41 años, que ha hecho una carrera como joven cachorro del reaganismo basada en su parecido a Robert Redford y en su patriotismo desbocado.

Dan Quayle superó corno pudo el mal trago y ofreció a un Partido Republicano absolutamente desolado por el incidente un discurso vibrante de aceptación, en el que se presentó como el joven idealista de la América indica que cree las palabras del novelista Tom Wolfe, que citó: "Éste es un país fabuloso, el único fabuloso. El único donde los milagros no sólo ocurren sino que ocurren todos los días". Hay muchos que piensan que va a ser necesario un milagro para salvar su carrera política. Quayle se limitó a decir que "está orgulloso de haber servido en la Guardia Nacional". Ayer se supo que el director de uno de los periódicos de su familia en lndiana, un ex general de la Guardia, llamó en 1969 a los jefes de este ejército de reserva para interceder por Quayle, que consiguió hacer la mili en la oficina de prensa.

A un hombre que pretende estar a 'un lado de corazón" de la presidencia se le exige más que al resto de los mortales. Y Quayle no ha estado claro en este tema. Es posible que incluso haya mentido. El incidente confirma su elitismo -es el heredero) de una familia millonaria cuya poderosa influencia utilizó- y, sobre todo, es una actitud incongruente con un hombre y un partido que hace de los ejércitos y del patriotismo su bandera. Y, por último, deja a Bush con el sello de inepto por no haber sido capaz de chequear rigurosamente el pasado de su número dos.

"Estoy orgulloso de tener a Dan Quayle a mi lado", afirmó Bush en la, noche de su coronación, para añadir que es "una promesa de futuro". Los estrategas republicanos están comenzando a extender la idea de que esto es sólo una "conspiración de la Prensa". "Es como echarles carnaza a los tiburones", explica un alto cargo de la campaña de Bush, manifestando su impotancia para parar la historia. La idea de que se trata de una vendetta de la Prensa hacia Bush, un político que nunca ha gozado de la simpatía del cuarto poder, se entiende mejor al oír esta afirmación de una delegada de Pennsylvania: 'La Prensa está siendo injusta, son una parida de izquierdistas, liberales y comunistas. Bueno, quite lo de comunistas y ponga socialistas, franceses".

Dan Rather, la estrella de la cadena de televisión CB S, tuvo que aguantar en la madrugada del viernes una manifestación de airados republicanos debajo de su estudio en la convención. La Prensa está descubriendo nuevos agujeros en la biografía del telegénizo Quayle, que apuntan a su mediocridad intelectual. Como estudiante fue una catástrofe, con repetidos suspensos en su primera carrera de Ciencias Políticas, luego se graduó en Derecho. Uno de sus profesores ha afirmado que "nunca salió nada de su boca digno de ser recordado".

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