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El tipo

"Póngase frente a un espejo que abarque toda su figura y mírese la cara y el cuerpo. Preste atención a sus sentimientos mientras lo hace. Si usted es como la mayoría de la gente, algunas partes de su cuerpo le resultarán más difíciles de mirar detenidamente, porque le perturban o no le gustan. Acaso vea en su rostro un dolor que no desea afrontar; tal vez exista algún aspecto de su cuerpo que le desagrada tanto que le cueste mucho mantener los ojos fijos en él; tal vez vea indicios de su edad y no pueda soportar los pensamientos y emociones que esos indicios le despiertan. De modo que se siente impulsado a escapar, a olvidarse de ciertos aspectos suyos"."Pero siga mirando la imagen en el espejo unos instantes más e intente decirse: 'Sean cuales fueren mis defectos e imperfecciones, me acepto a mí mismo sin reservas y por completo'. Siga contemplándose, respire hondo y repita esta frase una y otra vez durante uno o dos minutos, sin acelerar el proceso, sino más bien permitiéndose experimentar plenamente el significado de sus palabras. Quizá se descubra protestando: 'Pero hay algunas partes de mi cuerpo que no me gustan: ¿cómo puedo entonces aceptarlas por completo?'. Recuerde: aceptar no significa necesariamente gustar; aceptar no significa que no podamos imaginar o desear mejoras. Significa experimentar, sin negación ni rechazo, que un hecho es un hecho; en este caso significa aceptar que la cara y el cuerpo que ve en el espejo son su realidad y su cuerpo, y que son como son. Si insiste, si se rinde al conocimiento (que es lo que, en definitiva, significa aceptar), advertirá que ha comenzado a relajarse un poco, y tal vez que se sienta más cómodo con usted mismo, y más real".

"Practique este ejercicio durante dos minutos todas las mañanas y al poco tiempo comenzará a experimentar la relación entre la autoaceptación y la autoestima: una mente que honra a la vista se honra a sí misma".

(Del libro de Nathaniel Branden Cómo mejorar su autoestima. Recomendable para afrontar la vida y el mes de agosto.)

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