Gestos inadmisibles
La profesionalidad del Niño de la Capea está fuera de cuestión. Sin embargo, ayer tuvo dos actitudes poco profesionales. El mejor escribano echa un borrón. O, a lo mejor, se levantó de la siesta de mal humor. El presidente le concedió una oreja de su primero toro y no accedió a otorgar la segunda, que solicitó el público. En vista de ello. Pedro se negó a recoger el trofeo concedido, y dejó plantado en los medios al alguacil, dando posteriormente la vuelta al ruedo. Su actitud carecía absolutamente de razón.Toreó bien al primero -sobrero de Manolo González- sobre ambas manos, en faena que fue de menos a más. Un toro muy bravo y muy noble. Mejores faenas le hemos visto al Niño de la Capea con género menos propicio. En el cuarto, inválido, no había otra cosa que hacer que matarlo.
Osborne/ Capea, Litri, Camino
Cuatro toros de José Luis Oshorne bien presentados, inválidos y mansurrones. Uno de Manolo González (primero, bravo) y otro de González Sánchez Dalp (quinto, con genio). Niño de la Capea: oreja y ovacion. Litri: ovación y palmas. Rafi Camino: ovación y palmas. Plaza de la Merced, 5 de agosto. Tercera corrida de las Fiestas colombinas.
Litri en su primero, un manso que se quedaba muy corto, sólo pudo encandilar a sus paisanos con unos muletazos mirando al tendido y con la ración diaria de manoletinas. Su segundo, el otro sobrero, tenía genio, y el Litri estuvo valiente pero no podía estar lucido.
Rafi Camino tuvo un lote imposible. Llegaron ambos a la muleta como estatuas, aunque el último tenía peligro, las pocas veces que embestía.
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