Rosa Conde: "Debemos estar todos en los salones y en los desagües"
La portavoz cree que los fallos en educación o en sanidad son los que más dañan al Ejecutivo
Pregunta. Usted ha dicho recientemenente que la polémica que se ha desatado en torno al caso Amedo no va a hacer un daño muy profundo al Gobierno. ¿Cree que los errores de imagen como pudo serlo el caso de la utilización del Mystère por Alfonso Guerra hacen más daño al Ejecutivo?.Respuesta. He declarado que, hoy por hoy, el caso Amedo no afecta a la imagen del Ejecutivo, y que efectivamente no va a hacerle mucho daño, porque la sociedad no juzga. Creo que colectivamente la sociedad no está juzgando al Gobierno en el caso de estos dos policías. En ese sentido, no hay un rechazo a la política del Gobierno, ni hay una quiebra de su imagen. Aunque no tengo datos concretos. Yo sí trabajé bastante a fondo sobre el asunto del Mystère y todo aquello del tráfico de influencias, y pese a lo que dijeron algunos medios de comunicación, nunca pude establecer ninguna relación entre los efectos de estas cuestiones y una baja en el respaldo electoral del PSOE. Aun así, no puedo establecer comparaciones porque sobre el caso Amedo no tengo datos.
P. Pero como persona que conoce, dada su anterior etapa en el CIS, la reacción de los españoles ante algunos errores del Ejecutivo, ¿qué asuntos considera que le hacen perder imagen al Gobierno socialista?
R. Lo que afecta a la imagen del Gobierno es su posición frente a cuestiones claves de la política: de servicios, de gestión. Hay una cosa muy clara: el balance de los últimos cinco años de la gestión socialista es positivo. Seis de cada 10 españoles lo piensan así, al analizar las líneas generales de su actuación, que engloba desde la evolución de la crisis hasta el crecimiento económico, la posición de España en el mundo, etcétera. Luego está la gestión concreta, que es la que es cuestionable y la que puede hacer que se pierda apoyo. Al Gobierno socialista le haría perder votos el que la educación no fuera gratuita para todos los niños, el que empezara a haber graves problemas en la enseñanza, problemas en la atención, no ya en la secundaria, sino en la atención primaria de sanidad...
P. O en la red viaria...
R. Es que en lo que va a incidir ahora el Gobierno, en estos nuevos presupuestos, es en un mayor esfuerzo en infraestructura y servicios.
P. ¿Daría algún consejo a Alfonso Guerra para mejorar su imagen.
R. Me va a permitir que no conteste.
P. ¿Ha descendido su popularidad?
R. El vicepresidente tiene en la izquierda y en el propio partido socialista una valoración alta, el problema es que la derecha le da un cero, entonces la media es más baja. Pero es que los votantes de derecha tienen un rechazo grande. Luego, es cuestionado como todas las personas que tienen una personalidad importante. Pero cada uno tenemos un papel que cumplir.
Un diálogo global
P. ¿También deberían hacer un mayor esfuerzo en las relaciones con los sindicatos, especialmente con UGT?R. La posición del Gobierno ha sido muy clara desde el principio. Es importante el diálogo social para poder evolucionar socialmente. Lo que el Gobierno siempre ha dejado claro es que debía ser un diálogo global y no fragmentario. La posición de UGT ha sido otra, prefieren negociaciones parciales. Y es ahí donde estamos.
P. Parece totalmente identificada con la política del Gobierno pese a no tener carné socialista.
R. Si no lo estuviera no podría ocupar este puesto. Una cosa es no tener carné y otra no creer en el proyecto socialista. Pese a no tener el carné, me siento capaz de compartir unos años de mi vida con este proyecto y aportar mi granito de arena a algo que puede suponer un avance importante en la historia de España.
P. Entonces, ¿por qué no está usted en el partido?
R. Es que ahí entran ya razones personales. Racionalmente no tengo ningún motivo para no estar. Pero siempre hay razones de independencia personal, razones muy íntimas, de no querer sentirte en una estructura muy organizada.
P. Ha dicho que se hace cargo de este ministerio en un momento bueno. ¿No cree que las relaciones del Gobierno con la Prensa atraviesan un momento de cierta tensión?
R. Bueno, menos de lo que parece. Las críticas que se le puedan hacer a la Prensa desde el Gobierno entran dentro de lo normal, también los periodistas ponen el grito en el cielo cuando alguien les hace la menor acusación. Pero, vamos, yo no creo que la sangre llegue al río.
P. ¿El trabajar cotidianamente con el presidente y con Alfonso Guerra le provoca una responsabilidad especial?
R. Esa es mi preocupación, la responsabilidad de este ministerio, que de, alguna manera es transversal, es grande y, por tanto, un departamento muy difícil. Yo no tengo una gestión concreta sobre una materia, pero sí tengo la obligación de saber en cada momento cuál es la línea global que está siguiendo el Gobierno. Para ello tengo que estar en estrecha relación no sólo con los diecisiete ministerios, sino con el presidente y el vicepresidente. Esto le da a mi trabajo una riqueza extraordinaria.
P. ¿Y un gran poder?
R. No me gusta hablar de poder, aunque supongo que lo tengo, pero no pienso utilizarlo sino en beneficio de mi trabajo. Despacho con el presidente y el vicepresidente sistemáticamente, tengo mucha información.
P. El presidente ha declarado que el Estado de derecho se defiende en las tribunas, en los salones y en los desagües. ¿Usted se ve en los desagües?
R. Este es un ministerio como todos, porque todos debemos ser solidarios con todas las cuestiones del Gobierno. Al ser este un ministerio transversal, a mí me va a tocar la cal y la arena del Gobierno. Pero ahí está también la riqueza de este puesto. Es una tarea muy dura la que tiene el Gobierno, y me parece que todos debemos ser solidarios, es decir, que si hay que estar en los salones o en los desagües, debemos estar todos, porque todos estamos implicados en la política del Gobierno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.