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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Okupantes'

El motivo de escribirle ha sido el artículo aparecido en el diario EL PAÍS con fecha 11 de julio, titulado Los otros 'okupantes'. Yo también soy otro okupante, que junto a mi compañera y una amiga vivimos desde primeros de enero de este año en una vivienda de la urbanización Copasa, situada en San Fernando de Henares. Vivienda que, junto con otras muchas, se encontraba vacía, al tenerla que abandonar sus propietarios legales, por no poder pagarla seguramente. Hay otros jóvenes viviendo en la misma situación que nosotros-as. Estas viviendas, por lo general, saldrán a subasta una a una. Y en la mayoría de los casos serán compradas por alguna inmobiliaria o personas dedicadas a estos menesteres (subasteros), y lo cierto es que en la mayoría de los casos los jóvenes y familias que estamos viviendo en ellas, porque necesitamos constitucionalmente una vivienda digna y no tenemos medios económicos para entrar en el caro mercado de la vivienda, tendremos que abandonarla y continuar viviendo la angustia de la vivienda y el trabajo.Tal como funciona el mercado de créditos bancarios y el propio sistema de las subastas, lo tenemos muy, muy negro, aunque quisiéramos participar en las mismas, y esto por varias razones:

1. Para participar en una subasta hay que ingresar en el juzgado el 50% del valor del inmueble que sale a subasta, lo que se puede poner en varios kilos. A los ocho días de la subasta hay que entregar el resto de la cantidad fijada por la subasta.

2. A la hora de conseguir un crédito, la cosa tampoco es fácil, primero, porque a la caja o banco no le vale tu palabra si no tienes la escritura del piso por delante, cosa que puede tardar hasta un año si has accedido a un piso en subasta. Segundo, para solicitar un crédito bancario personal necesitamos dos personas (fiadores) con nómina y título de propiedad de una vivienda. Y tercero, los intereses a pagar suponen pagar al banco o caja el doble de la cantidad solicitada.

El asunto de la vivienda para jóvenes y adultos está muy difícil y las dificultades se nos ponen por todas partes.

El problema es éste, independientemente de los adjetivos que pongamos (de okupas o los otros okupas). Somos cada vez más los-las jóvenes con este problema: faltan viviendas dignas con precios justos; existen en muchos barrios y pueblos viviendas vacías por diferentes razones que podrían menguar la amplitud del problema, los alquileres son muy altos, inaccesibles, y no solucionan el problema: lo retardan en todo caso.

Por todo esto, una política de viviendas sociales para los-las jóvenes es urgente. ¿A qué espera la Administración? ¿Cómo se compromete con este derecho el Consejo de la Juventud de España?-

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