Occhetto impulsa la 'perestroika' de los comunistas italianos

Achille Occhetto, nuevo secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), ha empezado con empuje su particular perestroika tras la reciente reunión del Comité Central, que sancionó definitivamente su nombramiento. Lo primero que ha hecho ha sido convocar para febrero un congreso extraordinario. Será entonces cuando abordará el tema decisivo de la creación del "nuevo partido comunista".Mientras, Occhetto ha pedido que, a partir de la próxima reunión del Comité Central, los trabajos sean con "luz y taquígrafos"; es decir, por vez primera en la historia del partido de Togliatti, abierto a los periodistas. Hasta ahora, el PCI era el único partido que mantenía el tabú del secreto en las sesiones del Comité Central. Al mismo tiempo, Occhetto ha empezado a crearse su equipo, a hacer los primeros relevos importantes, empezando por el director de L'Unitá, el órgano oficial del partido, donde Gerardo Chiaromonte ha sido sustituido por el joven Massimo d'Alema, mientras que Fabio Mussi pasa a los órganos de dirección del partido.

La consigna de Occhetto parece ser la de dar paso en los puestos claves del partido a los que están entre los 40 y los 50 años. Algo parecido a lo que hizo el socialista Bettino Craxi cuando, tras haber derrocado políticamente a Francesco de Martino, dio paso a toda la nueva generación que hoy tiene más de 50 años, y que es la que lleva las riendas del equipo socialista.

Occhetto sabe que su partido no es el de Craxi, ni tiene su historia, ni su peso, ni su responsabilidad, ya que cuenta aún con el 26% de los votos y con figuras históricas de primera plana que no se pueden arrinconar de un día para otro. Pero su perestroika ha empezado a hacerla con coraje. Y ya ha recibido el primer reconocimiento. Le ha venido de la Democracia Cristiana (DC). Precisamente ayer, el diario Il Popolo, órgano oficial del partido democristiano, publicó un artículo de Ruggero Orfei, en el que se afirma que el partido comunista "ha pasado definitivamente el río". "El PCI ha reconocido la democracia como un valor en sí mismo" y no como un pasaje hacia el paraíso socialista, añade.