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Kitty se pasa al periodismo

Francisco G. Basterra

F. G. B. La posible próxima primera dama de EE UU, la expansiva judía Kitty Dukakis, se ha pasado al periodismo y desde ayer cuenta sus impresiones de la convención en una columna en el diario USA Today. Esta mujer, que puede dejar a Nancy Reagan como una hermanita de la caridad en cuanto a mandona política, se estrena contando que ha tenido que prestar a sus dos hijas, Kara y Andrea -esta última estudió un verano en Madrid-, sus vestidos para la convención.

Kitty, que ya ha dicho que piensa ser muy influyente si su marido llega a presidente, no tiene empacho en revelar que tuvo que coser cuatro botones a Kara. La esposa del gobernador de Massachusetts, una divorciada melómana a la que interesa mucho la suerte de los refugiados asiáticos y el desarme nuclear, se ha dado cuenta de que la convención es un circo periodístico y que lo mejor es buscarse un hueco en el cuarto poder.

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No va a serle fácil sobrevivir a este happening. Cada uno de los 13.000 periodistas acreditados en este horno de freír asfalto (40 grados a la sombra) ha recibido una bolsita de supervivencia: aspirinas, alka seltzer, limpiadores del aliento, hilo, agujas e imperdibles. Todo ello, cortesía de la cadena de televisión Cable News Network (CNN).

Una ciudadana de 42 años se pasea con un cartel: "Muerte a la basura yuppie". R. Slaymaker, de siete años, de Pensilvania, muestra una pancarta: "Polis y Ku Klux Klan son la misma cosa. Partido Mundial de los Trabajadores". Su papá dice que el mocoso es socialista. Todo el decrépito radicalismo norteamericano se ha dado cita en Atlanta.

Aquí está el gotha de la izquierda radical: miembros del Partido Comunista, que, por primera vez en décadas, este año no presenta candidato a la presidencia; el grupo militante anticapitalista No Business As Usual (NBAU), que se manifiesta con capuchas, copiando la imaginería de la insurrección palestina; la Joven Brigada Revolúcionaria Anticomunista; el Partido Comunista Revolucionario; los Guerreros Proletarios de Rhode Island, que cantan "No guerra, no KKK, no USA fascista".

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Y frente a ellos, la ley y el orden opone la Sección Táctica de la Policía de Atlanta, unos formidables agentes con casco galáctico negro, esposas de plástico, porras interminables y escudos. Un carrito eléctrico de golf, con agua fresca, sigue sus desplazamientos a trote medio.

También hacen oír su voz en Atlanta los gay y lesbianas, que exigen respeto y poder político a Dukakis. "Alguien a quien quieres es gay" y "Sodomía, lo hacen mis vecinos, mis amigos y mis ídolos", rezan sus camisetas. Un grupo de decrépitos supervivientes del movimiento hippy contemplaba el domingo, escéptico, el mitin de los homosexuales. Dos barbudos desplegaban su pancarta: "Boicoteo a la cocaína, resucitar la hierba".

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