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EL FUTURO DEL COMUNISMO

El viento reformista yugoslavo llega de Eslovenia

Hoy se abre en Liubliana el juicio militar contra tres periodistas y un suboficial

MARILÓ RUIZ DE ELVIRA ENVIADA ESPECIAL, Los vientos reformistas en Yugoslavia soplan del Oeste. El huracán de la modernización, que tanto asusta a la ortodoxia comunista, tiene su ojo en la República de Eslovenia, de 120.251 kilómetros cuadrados, que alberga un 8% de los 24 millones de yugoslavos. En su capital, la austriaca Liubliana junto al río Sava, un terremoto político está a punto de obligar a reconstruir los fundamentos del sistema socialista autogestionario soñado por Josif Broz, Tito, y destrozado por la burocracia, la corrupción y la ineficacia.

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La primavera eslovena ha estallado y hoy será sometida a una dura prueba cuando tres periodistas y un suboficial sean acusados a puerta cerrada, por un tribunal castrense, de difundir secretos militares. Su vocación vanguardista, apoyada en un mayor desarrollo económico y una amplia apertura política, ha convertido a Eslovenia en el motor de las reformas que Yugoslavia ha de emprender si no quiere volar por los aires como un Estado federal y como un Estado socialista.Los eslovenos, al contrario que los rumanos, no han perdido la sonrisa. Algo une aquí al poder y a la oposición, y es su convicción de que no hay mal que por bien no venga. Es decir, que bendita sea la crisis económica que está ahogando al país si con ello se pueden poner los cimientos de una reforma política y social que apuntale la vocación europea de Eslovenia y, por contagio, de Yugoslavia.

Tan sólo un 5% de la población pertenece a la Liga de los Comunistas Eslovenos (LCE), verdadera oveja negra para la mayoría de sus correligionarios yugoslavos. "Tenemos la suerte de contar con Milan Kucan", comenta Tone Anderlic, presidente de la asociación juvenil de la Alianza Socialista (AS), paraguas bajo el que se resguardan los intereses organizados de los eslovenos. Kucan, máximo responsable de la LCE (véase EL PAÍS de ayer), avanza con paso seguro pero equilibrio inestable hacia el "socialismo a la medida del hombre". Junto a él y ante él han florecido múltiples asociaciones que constituyen un insólito frente de resistencia al inmovilismo.

El juicio que hoy se abre en Liubliana sienta en el banquillo no sólo la libertad de expresión que se atrevió a desmitificar al Ejército, sino también a un personaje convertido en bandera de las reformas, Janez Jansa, candidato -con programa incluido- a suceder a Anderlic al frente de la combativa asociación juvenil.

La flexibilidad de que hacen gala las autoridades eslovenas no es bien vista en Belgrado, capital de Yugoslavia y de la República de Serbia, cuyo peso colonizador sobre el resto de un país multinacional es foco de múltiples tensiones. Y tampoco, por supuesto, es bien vista por las fuerzas armadas. No obstante, el juicio de Liubliana podría ser el canto de cisne del Ejército Popular que daría paso a una modernización de las fuerzas armadas paralela a la emprendida por las restantes instituciones. "¿Estás todavía ahí?", es la frase, más o menos en broma, que responde a un ¿dígame?" telefónico. "Sí, y ya veo que tú también". Nada se puede dar por descontado en Liubliana, ni siquiera un golpe de mano militar que intente volver a colocar en su sitio a una sociedad civil puesta en pie.

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"Prefiero un día de león que cien de borrego"

Tiene, sin duda, una salud de hierro. "Muchos de mis colaboradores y amigos se maravillan de que haya aguantado aquí dos años, pues no hay duda de que hay que estar en plena forma física y mental", explica, en un despacho ahogado por papeles y libros, Tone Anderlic. Unos vaqueros, un polo rojo y un enorme bigote envuelven los 30 años del presidente de la Liga de la Juventud de Eslovenia (LJE), asociación juvenil englobada en la Alianza Socialista de Eslovenia. "Prefiero un día de león que cien de borrego", afirma desafiante Anderlic, uno de los eslovenos más famosos en Liubliana, al tiempo que asegura que nada le hará presentarse a la reelección. Todos confían en que su lugar sea ocupado por Janez Jansa, quien hoy expiará ante un tribunal militar sus pecados informativos en la revista Mladina (Juventud), editada por la LJE.Anderlic, contra vientos y mareas inmovilistas, ha dado muestras de gran coraje, según amigos y enemigos. "Ya se sabe que la política es una prostituta. La política en Yugoslavia lo es, no sé si también en España". Pero no se arredra. "He aprendido mucho en este cargo", que, entre otras cosas, le obligó a dejar aparcados sus estudios de Economía.Ha aprendido mucho y no ha parado: "Ha habido semanas en que he recorrido entre 2.000 y 3.000 kilómetros". Reconoce que es difícil dar con la receta que materialice los sueños de la juventud eslovena. "Pero estoy convencido de que hay soluciones, de que las reformas acabarán plasmándose, aunque serán traumáticas".

"Exigimos, al menos, un tratamiento más humano, que se cumplan las convenciones internacionales de derechos humanos", afirma Anderlic al comentar las "extremadamente severas condiciones" en que se encuentran Jansa y dos de los otros tres protagonistas del juicio de Liubliana, prácticamente incomunicados, sin posibilidad de recurrir a la libertad bajo fianza ni a abogados independientes.

"No sé qué ocurrirá si hay más detenciones de este tipo", afirma una conocida socióloga a la que le saca de quicio comprobar cuán difícil es cambiar el modelo de comportamiento de la mayoría de sus conciudadanos, acostumbrados a creer que ya eran comunistas y que, por tanto, tenían derecho a recibir según sus necesidades y no según su aportación a la sociedad.

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