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José Reyes Meza

Trópico y toros en un muralista mexicano

Su pintura mural parte del número de oro, clave de la proporción humana de los artistas clásicos. Sus lienzos expresan una infancia feliz en paisajes tropicales y sus dos grandes pasiones: los toros y el teatro. José Reyes Meza nació hace 64 años en Tampico, México, y forma parte del grupo de grandes muralistas mexicanos, junto con Siqueiros, Rivera, Orozco o Tamayo. Ha vuelto a España para comprobar una vez más "la interrelación cultural tan hermosa" entre los latinos de uno y otro lado del Atlántico.

Sobre el caballete, Reyes Meza pinta movimientos arrebatados, ambientes tropicales de mujeres bañándose en ríos, pescadores de tiburones y calamares. "La estructura de un mural, sin embargo, es completamente distinta. En la pintura de caballete, el espectador se encuentra ante un cuadro, lo tiene ante sí. En un mural evoluciona dentro de él".Está casado y tiene cuatro hijas. Con sólo 14 años ingresó en la Academia de Artes Plásticas de San Carlos, en un momento, 1938, en que la cultura mexicana vivía una especial ebullición, con el fuelle del exilio español. Estudió antropología e historia, "porque no sólo hay que saber pintar, sino también qué pintar". Su explicación se convierte en espiral: "Un mural debe tener un sentido social, un papel didáctico. Pero siempre que no invada los valores estéticos".

"En México sentimos una sensibilidad muy específica hacia los grandes espacios. La arquitectura anterior a Hernán Cortés siempre era decorada con estupendos frescos". El arraigo popular de esta tradición artística ha permitido que carnicerías y pulquerías (tabernas donde se vende pulque) alberguen auténticas joyas de expresión mural.

"Con la revolución, fue un instrumento para inyectar en el pueblo una conciencia plena de indigenismo. El movimiento fructificó en los años veinte y tuvo como máximo promotor al fundador de Instrucción Pública, Vasconcelos. Él dio muros a los pintores". Las principales obras de Reyes Meza se encuentran en el casino de la Selva de Cuernavaca, en Metepec, en la universidad de Tampico (México) y en el Panamerican National Bank de Los Ángeles.

Las vivencias personales las deja para los lienzos. "Ahí reflejo mi infancia feliz en la selva exuberante, rodeado de loros, caimanes, lagunas y ríos". Ahí deja constancia también de su afición al teatro -ha trabajado con los principales grupos mexicanos de teatro experimental- y al ballet. Pero es sobre todo la parcela de su gran pasión: los toros. Reyes Meza, que ha sido novillero muchos años, se encuentra completando una serie taurina que demuestra que en el tema no es simple espectador. "Es difícil dar una noción estética de algo que es ya estética, sea ballet, sea toreo".

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