El fin de una era en México

Una carrera mucho más cerrada de lo que la oposición se esperaba ha dejado serias dudas sobre quién será el próximo presidente de México. Esto significa un terremoto en un país en el que el partido gobernante, el Partido Revolúcionario Institucional (PRI), ha sido el ganador de cada elección presidencial, senatorial o gubernamental desde que se formó, en 1929. El candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, reclama la victoria. Cualquiera que sea el resultado, esto es el final de una era de asfixiante unanimidad, lo que supone una bendición para México y también para Estados Unidos.El presidente saliente, Miguel de la Madrid, merece ser visto más como una víctima que como un villano. En comparación con sus escépticos acreedores, él aplicó diligentemente las recomendaciones de Estados Unidos de austeridad y de reforma del mercado libre. Sin embargo, Washington nunca ofreció suficiente ayuda en lo que a la deuda se refiere, a pesar de la reestructuración. Los mexicanos de a pie sufrieron, y al final el PRI pagó un precio político.

En un contexto democrático, las llamadas sin fin al sacrificio sin esperanza pueden ser políticamente un suicidio. Washington necesitará jugar un papel más compasivo si quiere conseguir ambas cosas: la democracia y el mercado libre capitalista. El nuevo presidente de México encontrará mucho más dificil continuar con los aspectos positivos de la economía.

, 11 de julio