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CALMA EN MELILLA

Una 'Babel' de 12 kilómetros cuadrados

Amelia Castilla

,El centro de Melilla se llena de soldados sin uniforme cada tarde. Por las calles pasean chicos vestidos modelo Classic Nouveau; mujeres con chilaba y la cara tapada; judíos con Kipá y musulmanes con tarbutz (sombrero con forma de tronco de cono). Los melillenses conducen potentes coches -los taxis son Mercedes- para moverse por los 12 kilómetros cuadrados de la plaza.

Cerca de 8.000 marroquíes cruzan a diario los pasos fronterizos de la ciudad y se van por la tarde tras comprar todo tipo de objetos. El valor de la mercancía que pasa a Marruecos cada año supera los 17.000 milllones de pesetas.

La playa y el puerto sirven como soporte del contrabando. Los melillenses cuentan que es habitual encontrarse en la playa a musulmanes cargados, como si de los porteadores de la selva se tratara, que llevan la mercancía hasta los barcos. El pescado, la fruta y la verdura llegan de madrugada desde el país vecino en carros, bicicletas y burros.

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Por la situación especial de la ciudad los habitantes necesitan que el Consejo de Ministros autorice la compra individual de pisos. Pocos melillenses son propietarios, por tanto, de viviendas y los alquileres están por las nubes. La mayor parte del dinero que ganan los comerciantes y empresarios se invierte en la Costa del Sol.

La presencia militar en la plaza es constante. Más de 10.000 jóvenes cumplen el servicio militar en las distintas instalaciones militares. Los cuarteles se reparten por todos los lados y es fácil encontrarse a la tropa haciendo una marcha nocturna. A veces resulta dificil llegar hasta los acantilados, dicen los melillenses. "porque están pegando tiros".

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