La misión de Semprún es "renovar las relaciones con la sociedad civil"
"No pertenezco ni perteneceré al PSOE", dice el nuevo ministro de Cultura
Jorge Semprún, de 64 años, aceptó el ministerio de Cultura, tras una conversación de tres horas con el presidente Felipe González, para ayudar a "renovar las relaciones con la sociedad civil", según dijo ayer a este periódico desde su casa de París, donde reside. "No pertenezco ni perteneceré al PSOE; mantendré una actitud independiente", dijo en otro momento.La conversación con González se desarrolló el miércoles por la noche, en una cena a la que acudió sin saber el motivo; también asistió Javier Solana. "No estoy al corriente de la realidad española si por ello se entiende que no sé el último chiste sobre el chalé de tal o el cuñado de cual, pero creo que conozco España con profundidad". El escritor prepara desde hace año y medio un libro sobre la transición, y creía que ésa era la causa de la invitación de González.
En sus declaraciones reconoció no ser el tipo de persona que acepta por principio una cartera ministerial -insinuó que podía haberlo hecho antes-, y habló con entusiasmo de la labor que se puede desarrollar desde Cultura a tres años vista del Acta Única Europea (que producirá una fuerte unidad continental), o ante Latinoamérica. "Me ha convencido la idea de que podré trabajar por libre con gentes que me interesan".
Expulsado del Partido Comunista en 1965, después de veinte años de militancia y por reivindicar una democracia interna -lo que contó en Autobiografía de Federico Sánchez-, Semprún se alejó de la política. española: "Me pareció que era más decente". Ahora considera que ha llegado el momento de regresar. "Respeto la idea de quienes consideran que el único compromiso del intelectual es con su propia obra", dijo Semprún, "mas no creo que de ella se pueda establecer una ley. También el intelectual puede tener un compromiso con el tiempo y la sociedad en los que vive".
Sin cambios
De momento no habrá cambios en el ministerio de Cultura, señaló. Su idea es "seguir con la gente que trabaja allí, y aprender". Sobre su desconocimiento de los asuntos del departamento indicó que "ése no es un problema: tengo una gran capacidad para enterarme". Una de sus primeras preocupaciones será llevar a buen término la cesión temporal a España de la colección Thyssen. "Es posible que el Ministerio de Cultura no tenga muchos contenidos, pero ¿por qué no se pregunta sobre los que puede llegar a tener ahora?" Sumprún aludió a nuevas relaciones con las autonomías, con los sindicatos...En su conversación con González, con quien ha mantenido "un a larga relación", se le dijo que el departamento perdería sus competencias sobre el deporte y el Instituto de la Mujer. "Aunque puede que a estas alturas eso haya cambiado", dijo. Se describió a sí mismo como una persona interesada en el deporte, pero no excesivamente inclinada a lidiar con la burocracia deportiva.
Nieto de Antonio Maura e hijo de un político republicano, Semprún comenzó su exilio a los 15 años. Combatió en la Resistencia francesa y, detenido por la Gestapo, pasó los dos últimos años de la guerra en el campo de concentración de Buchenwald. Ese período está contado en su novela El largo viaje, premio Formentor en 1964, y es un tema recurrente en sus otras novelas: La segunda muerte de Ramón Mercader, La algarabía, Aquel domingo, La montaña blanca.
En 1953, el escritor fue liberado por el PCE y su tarea principal fue mantener relaciones con el interior.
Durante una década vivió largas temporadas en España bajo la identidad de numerosos pseudónimos -Gérard, Artigas, Salagnac...- Esta multiplicación de identidades, y el riesgo de perderse entre ellas, se convertiría en tema central de su obra.
Para muchos, Semprún es conocido sobre todo como guionista de cine: escribió los textos de La guerra ha terminado y Stavisky (dirigidas por Alain Resnais), Z, Sección especial y La confesión (Costa Gavras), y Las rutas del sur (Joseph Losey). Varias de estas películas han sido protagonizadas por Ives Montand, su amigo, cuya biograrla escribió: Montand, la vida continúa.
Desde su expulsión del PCE, Semprún ha tomado parte constante en el debate político. La publicación de Autobiografía de Federico Sánchez (premio Planeta en 1977) motivó polémica con Santiago Carrillo y otros dirigentes del PCE.
En 1986, el escritor respaldó la permanencia de España en la OTAN. En la primavera de 1987 participó en el Congreso de Escritores de Valencia, y en todo momento se mostró muy crítico con las dictaduras, principalmente las del socialismo real. Durante todos estos años ha viajado con frecuencia a España.
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