La deuda externa, asignatura pendiente

El próximo Gobierno mexicano, que, con toda probabilidad, encabezará Carlos Salinas de Gortari, doctor en Economía y antiguo ministro de Programación y Presupuesto, intentará inmediatamente una renegociación de su deuda externa para tratar de ajustar el volumen de su servicio al valor real de la deuda en el mercado, de acuerdo a las estimaciones de fuentes financieras.El objetivo es, básicamente, conseguir que, si un millón de dólares de deuda mexicana se cotiza hoy en el mercado entre el 50% y el 60%. de su valor nominal, el Gobierno de México pague intereses sobre ese porcentaje y no sobre el total que adeuda. Fuentes de bancos acreedores instalados aquí han adelantado, sin embargo, que eso sería como reconocer de hecho la renuncia a cobrar una parte de la deuda mexicana y podría constituir un precedente negativo.

Las autoridades mexicanas cuentan con que pueda influir a su favor el hecho de que este país está reconocido como el mejor pagador de todos los grandes deudores latinoamericanos, entre los que la deuda mexicana, de 105.000 millones de dólares, ocupa el segundo lugar, por detrás de Brasil y por delante de Argentina.

Miembros del equipo económico del próximo presidente reconocen que México no podrá afrontar en el futuro pagos en la proporción en que lo ha hecho el Gobierno de Miguel de la Madrid, que en cinco años ha satisfecho intereses por valor de 50.000 millones de dólares sin haber conseguido rebajar un solo dólar del total del endeudamiento del país.

Renegociar

El candidato de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, se ha mostrado partidario de la suspensión del pago de la deuda en las condiciones actuales y del inicio de una negociación con los, acreedores que permita el establecimiento de plazos y porcentajes de pago distintos a los actuales. El líder de la derecha, Manuel Clouthier, también ha defendido una renegociación desde posiciones de mayor dignidad por parte del Gobierno.

Carlos Salinas ha prometido que: su programa de crecimiento se llevará a cabo sin provocar un alza inflacionaria. El actual Gobierno espera cerrar el año con un índice de inflación en torno al 70%, lo que supone una fuerte disminución respecto al año anterior . Esto se ha conseguido gracias al Pacto de Solidaridad Económica, que es un plan de choque como los que se han aplicado en otras países de América Latina, pero sin cambio de moneda. El pacto ha obligado a que la cotización del peso mexicano se mantenga estable en relación con el dólar desde hace siete meses, lo que, en realidad, ha encarecido la vida en el país de manera espectacular.