Hungría seguirá el ejemplo de la reconversión industrial española
El Gobierno húngaro presentó ayer ante el Parlamento a España como el modelo a seguir en la reconversión industrial que se propone realizar bajo el primer ministro y jefe del partido comunista, Karoly Grosz. El ministro de Industria, Frigyes Berecz, declaró ante el pleno extraordinario del Parlamento húngaro: "España, en los años setenta, se debatía con problemas similares a los nuestros. Con una política de transformaciones radicales, a principios de los ochenta logró tomar el camino correcto y reducir la inflación del 15% al 5%".
El ejemplo de España demuestra que Hungría debe aplicar estas medidas, difíciles e impopulares, señaló el ministro, quien advirtió, sin embargo, sobre la necesidad de buscar la comprensión y la cooperación de la sociedad. Varios oradores pidieron mayores facilidades para la entrada de capital inversor occidental en Hungría.El pleno del Parlamento estuvo ayer dedicado exclusivamente a cuestiones económicas. El Gobierno fue objeto de duras críticas de los diputados. Con insólita virulencia, varios congresistas atacaron el aumento de los gastos militares. Hungría tiene una deuda exterior de 18.000 millones de dólares, la mas alta del este de Europa en proporción a sus habitantes.
Debido a los duros debates y al gran número de intervenciones fue aplazada hasta hoy el informe del secretario del comité central Matyas Szürös sobre la situación de la minoría en Transilvania. Se espera este informe con gran expectación, ya que será la primera toma de posición oficial del partido y del Gobierno húngaro sobre el conflicto que ha creado entre Hungría y Rumania la política de minorías del presidente rumano, Nicolae Ceaucescu. No hay informaciones sobre el texto de Szüros pero se da por seguro que, pese al interés del húngaro por evitar una escalada del conflicto diplomático con Bucarest, el régimen húngaro no puede dar marcha atrás en la defensa de la minoría húngara en Rumanía, dada la presión masiva de la opinión pública húngara.
Ceaucescu ordenó el martes el cierre inmediato del consulado general húngaro en la ciudad de Cluj, en Transilvania, y dió 48 horas al personal del mismo para abandonar Rumania. Esta decisión fue una represalia por la manifestación habida el lunes en la capital húngara, en la que entre 70.000 y 100.000 húngaros y refugiados rumanos se mostraron en contra de los planes del presidente rumano de demoler cerca de 8.000 pueblos y concentrar a su población en "centros agroindustriales". El ministro de Asuntos Exteriores rumano, loan Totu, convocó al embajador húngaro en Bucarest para expresarle la protesta oficial de su Gobierno por la manifestación de Budapest, tolerada por las autoridades húngaras.
Ceaucescu amenazó con cerrar la embajada rumana en Budapest de continuar "las acciones chauvinistas, antirrumanas y antisocialistas" en Hungría. Ayer, la Prensa húngara informaba escuetamente que la dirección del país vecino está considerando retirar su embajada en Hungría. No ha habido aún reacción oficial del Gobierno húngaro al cierre de su consulado en la ciudad de Cluj en Transilvania.
Su apertura había sido uno de los pocos logros del último encuentro oficial entre Ceaucescu y Kadar en 1977, tras el cual no llegó a celebrarse ni un sólo contacto bilateral al máximo nivel entre los dos jefes de partido.
Las autoridades húngaras han criticado duramente los planes de Ceaucescu y el díalogo entre los dos países aliados y vecinos está prácticamente roto.
Fuentes diplomáticas occidentales en Budapest declararon ayer que "Hungría se ha decidido ya a internacionalizar este conflicto". Según manifestaron, el conflicto abierto entre los dos aliados de la Unión Soviética podría convertirse en una cuestión central en la cumbre del Pacto de Varsovia que se celebrará en la capital polaca a mediados de julio.
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