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Ardanza encuentra dificultades para sustituir a algunos consejeros del Gobierno vasco

El presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, busca sustitutos para los dos consejeros que abandonarán en breve plazo su Gabinete de coalición con los socialistas, los nacionalistas Luis María Retolaza, de Interior, y Fernando Spagnolo, de Hacienda. La dificultad para encontrar a los nuevos consejeros mantiene abierta una minicrisis en el Ejecutivo autónomo, que Ardanza desea cerrar antes de agosto. Las relaciones entre el lehendakari y la ejecutiva del Partido Nacionalista Vasco (PNV) han sufrido un enfriamiento en los últimos meses.

Los dos consejeros pendientes de relevo habían aceptado continuar en el Gobierno de coalición, tras las elecciones de noviembre de 1986, a condición de no agotar el mandato. Sin embargo, la sustitución de Retolaza, que lleva al frente de la misma cartera más de ocho años, ha sido posible ahora gracias al apoyo que prestó en noviembre pasado el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) al PNV para evitar una investigación parlamentaria sobre las prácticas irregulares y partidistas denunciadas en la selección de agentes de la Ertzaintza (policía autónoma).

La cabeza de Retolaza habría tenido "un precio muy alto" si los socialistas hubieran querido cortarla durante la polémica suscitada por aquel escándalo, en palabras del presidente del PNV, Xabier Arzalluz. El consejero, uno de los hombres más influyentes y poderosos de su partido en los últimos 10 años, "puede salir ahora del Gobierno, cuando aquel asunto está olvidado, con la cabeza bien alta", según fuentes del PNV.

Para la cartera de Interior, un departamento que es decisivo en el planteamiento político del PNV, medios nacionalistas barajan, entre otros nombres, los de Román Sudupe y Sabino Arrieta, ahora viceconsejeros. El primero goza de mayores simpatías de los dirigentes del PSE-PSOE y al segundo se le atribuye una mayor voluntad continuista en la política de Retolaza. Para la cartera de Hacienda, Juan María Ollora, antiguo diputado general de Álava, es considerado el candidato ideal, pero ha rechazado el ofrecimiento del lehendakari.

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La minicrisis o "remodelación para dar respuesta a casos estrictamente personales", según la califican fuentes de Ajuria Enea, sede de la presidencia del Gobierno autónomo, coincide con un momento de escasa iniciativa política por parte del Gabinete. El Gobierno está "bastante desgastado", reconocen fuentes próximas a las consejerías del PNV, por las permanentes disensiones entre nacionalistas y socialistas y la falta de entendimiento con el Ejecutivo central, reflejada en el sostenido uso por ambas partes de los recursos legales contra leyes de la otra Administración.

La incomodidad del PNV está motivada también por la poca rentabilidad electoral que espera extraer del pacto de coalición. Encuestas y estudios sociológicos oficiales demuestran que la mayoría de la población entiende el acuerdo entre socialistas y peneuvistas como un éxito de los primeros frente a los segundos, y atribuye al PNV la mayor parte de las concesiones realizadas para su consecución. Los mismos estudios ponen de relieve la inexistencia de un movimiento electoral de recuperación favorable al partido de Ardanza y Arzalluz.

Fuentes socialistas subrayan, por el contrario, la normalidad de la situación "no sólo porque se está haciendo una gestión positiva sino porque, además, el Gobierno está resolviendo de forma aceptable los problemas y las discrepancias, y finalmente, sobre todo, porque no existe otra alternativa". Esta última idea acaba de ser ratificada expresamente por el lehendakari y el presidente del PNV. Ambos han descartado la ruptura de la coalición y han asegurado que la actual fórmula agotará los cuatro años.

Distanciamiento

La coincidencia de ambos líderes no basta para ocultar un enfriamiento de la relación entre Ardanza y la ejecutiva de su partido. Algunas actuaciones del lehendakari, como su polémica con Txiki Benegas a mediados de febrero y la más reciente petición de que se destituya al delegado del Gobierno central, Julen Elgorriaga, y al gobernador civil de Vizcaya, han sido muy mal acogidas por la dirección del PNV.

Arzalluz se opone a considerar la posibilidad, siquiera teórica, de unas elecciones anticipadas, lo cual es interpretado en Ajuria Enea como una reducción innecesaria del margen de maniobra en el Gobierno de coalición frente a los socialistas.

La búsqueda de posibilidades futuras de organizar una alternativa de Gobierno con mayoría absoluta entre nacionalistas a base de ofertas de entendimiento con Eusko Alkartasuna (EA) ha quedado cortada de raíz por la negativa de este partido. "No estamos dispuestos a acudir de bomberos", argumenta un dirigente de EA, "en auxilio de un PNV que pactó a la baja con el PSE-PSOE, cuando EA y Euskadiko Ezkerra se negaron a hacerlo".

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