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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El convaleciente de Europa

EL RECIENTE atentado frustrado contra el jefe del Gobierno turco, Turgut Ozal, ha puesto de actualidad un país que en un tiempo fue conocido como el hombre enfermo de Europa y que ahora, después de décadas de intervención directa o indirecta de los militares en el poder, pasa por un período de convalecencia en el que los fantasmas del pasado se hacen visibles de tiempo en tiempo. El atentado ha recordado a muchos los no tan lejanos tiempos del terrorismo desatado que precedió el golpe militar de 1980. Todo parece indicar, sin embargo, que los temores de una vuelta a esa etapa no están justificados. Turquía disfruta hoy de una aceptable normalidad política y no parece probable que el atentado fallido pueda alterarla. Antes al contrario, uno de los efectos del incidente ha sido elevar la popularidad de Ozal, erosionada por una política económica que reduce el nivel de vida de amplios sectores.Recientemente, Ozal ha dado pasos audaces en política exterior, como la apertura del diálogo con el primer ministro griego, Papandreu. Es posible que el atentado haya sido la reacción de un nacionalismo exacerbado contra la reciente cumbre de Atenas, que, si no ha producido resultados concretos, sí ha dejado abierto el camino hacia la normalización de las relaciones entre los dos países. Un dato significativo es que el autor del atentado pertenece a grupos de extrema derecha. Ello indica hasta qué punto Ozal es odiado en los círculos ultras.

El jefe del Gobierno turco llegó al poder en 1.983, después de unas elecciones preparadas por los militares cuando éstos, tras el sangriento golpe de 1980, decidieron restablecer un poder civil vigilado por ellos. Elsa hipoteca inicial no le ha impedido dar pasos, sin duda aún muy incompletos, hacia la democracia. El eje de su política es la modernización de Turquía y su integración en la CE, y para ello presentó una demanda formal en abril de 1987. Intento difícil no sólo por razones económicas, sino porque un sistema democrático que conserva graves residuos del período de la dictadura militar no puede ser admitido enla CE. En Turquía siguen vigentes artículos del Código Penal que condenan por delito de opinión a duras penas de cárcel. Actualmente se está desarrollando en Ankara un proceso bochornoso contra elos dirigentes comunistas, Hayldar Kutlu y Nihat Sargin, que volvieron a Turquía, en vísperas de las; elecciones de noviembre pasado, para pedir la legalización de su partido y su derecho a participar en los comicios. Además de ésta, hay otras limitaciories de las libertades públicas que no permiten hornologar a Turquía con las democracias occidentales: se siguen dando numerosos casos de torturas y los sindicatos no pueden desenvolverse libremente. Por otra parte, los militares, sin intervenir en las cuestiones concretas, ejercen todavía una importante tutela sobre la política del país.

Ozal ha dado en los últimos años pasos positivos hacia la modernización del país. En la Prensa turca, el nivel de pluralismo es hoy apreciable, si bien todavía existen temas prohibidos: lo acaba de poner de relieve, el secuestro del periódico Milliyet por publicar una entrevista con un dirigente kurdo. En la lucha política, los diversos partidos -con las excepciones cornunista e islámica- se expresan con bastante libertad. El Final del proceso sería el desalojo de las fuerzas armadas de la presidencia de la República. Con su candidatura para las elecciones a la jefatura del Estado del año que viene, Turgut Ozal pretende llegar hasta el final de su programa de civilización del poder en Turquía. Falta saber si los militares, herederos del kemalismo Populista, que está en el origen mismo del Estado, estarán dispuestos a ceder el sillón.

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