Mínimos resultados en la 'cumbre' entre Ozal y Papandreu en Atenas
El espíritu de Davos, que el griego Andreas Papandreu y el turco Turgut Ozal inventaron a finales del pasado mes de enero en Suiza, ha pasado en Atenas por una dura prueba después de que tres días de diálogo entre los dos primeros ministros condujeran a muchas declaraciones de buenas intenciones y mínimos resultados concretos. Ozal regresó ayer a Ankara, defraudando todas las esperanzas, cada vez menores a medida que se sucedían las conversaciones, de que finalmente anunciase alguna concesión sobre el conflicto de Chipre. Es decir, una retirada parcial de su contingente militar en el norte de la isla, partida en dos desde la invasión turca de 1974.
El comunicado oficial conjunto muestra dos escandalosas ausencias: Chipre y el mar Egeo. Difícilmente podría hablarse, pues, de éxito de la cumbre cuando son éstos los dos contenciosos más graves entre Grecia y Turquía. Pero el texto tiene una palabra clave: paciencia. "Los dos primeros ministros", asegura, "conscientes de que el proceso que iniciaron en Davos y Bruselas [sus dos anteriores encuentros] requiere paciencia, respeto mutuo, buena fe y determinación política, reiteran su compromiso de seguir promoviendo el clima de entendimiento".El comunicado recoge con satisfacción los progresos de las comisiones mixtas política y económica, de las que se anuncian nuevas reuniones, entre el 8 y el 11 de septiembre, y enumera algunos de los pequeños pasos, como las negociaciones para suscribir acuerdos de cooperación industrial y técnica, científica y tecnológica; para evitar la doble imposición y para proteger las inversiones. Demasiado etéreo para dos opiniones públicas, sobre todo la griega, sensibilizadas por cuestiones más candentes.
Tan sólo la visita
¿Cuál ha sido el resultado de la cumbre? Para Ozal, la visita en sí. Esto, sin embargo, no parece mucho para justificar un encuentro que había suscitado tantas expectativas.
¿Y sobre Chipre? Ozal deja a Papandreu con las manos vacías. El dirigente turco insistió en que se trata de un conflicto entre las dos comunidades que viven en la isla y que la solución debe llegar mediante el diálogo directo entre sus representantes, bajo los auspicios del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar. La retirada del contingente militar turco ("las tropas no estarán en Chipre indefinidamente", dijo) habrá de llegar en el marco de esa solución que, para Ozal, debe significar la creación de "un Estado bicomunal, bizonal, independiente y federal". Sobre las otras cuestiones relacionadas con el conflicto (desaparecidos, colonos turcos, etcétera) se limitó a echar balones fuera.
En el mar Egeo, el otro gran diferendo entre Grecia y Turquía, tampoco ha habido ningún resultado concreto. Hay lo que había: el compromiso mutuo de no recurrir a la fuerza, lo que significa que no se repetirá una situación como la de hace 15 meses, cuando ambos países estuvieron al borde de la guerra. "La solución a todos nuestros problemas llegará mediante el diálogo", dijo ayer Ozal. "Tenemos que ser pragmáticos y dar a nuestros pueblos mejores relaciones, aumentar la confianza mutua, renunciar a la guerra", añadió.
Sin embargo, el Egeo fue el escenario de un minicrucero de Ozal mientras su anfitrión, Papandreu, ofrecía una conferencia de prensa para dar su versión de la cumbre. Junto al templo de Zeus Olímpico, en la puerta de Adriano, una bandera turca, escoltada por dos griegas, simbolizaba la histórica visita, con un detalle que refleja el clima tenso en que se ha desarrollado: una docena de policías como protección, única garantía de que no sería destruida por los exaltados. Ozal y Papandreu se reunirán en Ankara, probablemente en octubre.
"Veo luz al final del túnel"
"Veo luz al final del túnel". Así resumía ayer Andreas Papandreu la cumbre. "La no guerra", añadió, "es una expresión que refleja muy bien la actual situación y espero que el diálogo terminará conduciendo a la paz". El primer ministro griego tuvo que emplearse a fondo ante centenares de periodistas llegados de todo el mundo para intentar borrar la dominante impresión de fracaso. "Los que esperaban que en tres reuniones [Davos, Bruselas y Atenas, en menos de cinco meses] se resolvería todo saben poco de Historia", aseguró. "Se ha producido un gran cambio en el escenario. Evitarnos la guerra. ¿Para siempre? No lo sabemos. Pero durante mucho tiempo se impondrá el diálogo'".Papandreu justificó la ausencia de referencias a Chipre en el comunicado final en la necesidad de que el texto contentara a ambas partes, pero precisó que había expuesto a su interlocutor los puntos que considera imprescindibles para resolver el conflicto: retirada de las tropas turcas, desmilitarización total de la isla, con el desmantelamiento asimismo de la Guardia Nacional grecochipriota y la creación de una policía mixta bajo los auspicios de la ONU; partida de los miles de colonos llegados de Anatolia; y establecimiento de garantías internacionales, que deberían incluir a países del Tercer Mundo y del bloque del Este. El líder griego admitió, sin embargo (coincidiendo en esto con Ozal), que Chipre no es, en sentido estricto y global, un problema bilateral entre Atenas y Ankara.
El primer ministro señaló que el otro gran objetivo del diálogo con Turquía es resolver la disputa sobre la plataforma continental en el mar Egeo y señaló que la posición griega es inflexible en cuanto a la defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial. Esto significa, entre otras cosas, dijo, que la cuestión del espacio aéreo no es negociable. Atenas mantiene que es de diez millas. Ankara sólo acepta seis, y sus aviones lo demuestran con frecuencia.
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