El fiscal acusa de asesinato a siete policías por la muerte de los tres atracadores de la calle de Atocha
La fiscalía de la Audiencia Territorial de Madrid acusa a un total de siete policías -seis hombres y una mujer- por su participación en los delitos de asesinato y malversación de caudales públicos en relación con el atraco perpetrado el 18 de junio de 1984 al taller de joyería Viuda de Tornero, sito en la madrileña calle de Atocha, y la muerte a tiros de los atracadores por los policías, que se quedaron con el botín. El fiscal solicita a la autoridad judicial el procesamiento y la prisión provisional incondicional de los siete policías. El fiscal, en un informe que resume la investigación realizada, acusa a los policías Francisco Javier Fernández Álvarez, José María Pérez Gutiérrez -actualmente juzgados por la desaparición de Santiago Corella, El Nani- y Jaime Ignacio Cabezas de Herrera del asesinato de los atracadores Feliciano Martín de Paredes, Pablo Pardo Ruiz y José Fernández Corroto y de la malversación de caudales públicos. Acusa asimismo a los otros cuatro policías -Adelardo Rafael Martínez García, Francisco Aguilar González, Isabel Vicente Jiménez y José María Montero Ortega- sólo del asesinato de Martín de Paredes y Pardo Ruiz, así como de la malversación.Aunque la autoridad judicial ha iniciado diligencias previas al procesamiento de los policías (veáse EL PAÍS del 4, 6 y 7 de junio último), el fiscal, en su informe de fecha 27 de abril de 1988, recuerda la necesidad de ingresar en prisión a los siete acusados, dada la gravedad de los delitos que se les imputan y "la muy probable posibilidad de que (...) intenten sustraerse a la acción de la justicia abandonando el territorio español". [Sólo Fernández Álvarez está actualmente en prisión provisional, por el caso Nani.]
El conjunto de las pruebas practicadas en diferentes causas permite al fiscal afirmar que existen "indicios racionales sobre el concierto de los funcionarios de policía anteriormente citados para quedarse y apropiarse, con la única finalidad de obtener un fácil e ilícito beneficio, del botín del calendado atraco al taller de joyería de la calle Atocha". El fiscal explica que "es en la ejecución del descrito plan cómo los agentes de los cuerpos de seguridad eliminan a dos de los autores materiales del robo (...), dejando escapar al tercero de ellos, Fernández Corroto", al que dieron muerte el 30 de julio de 1984.
"Delincuente habitual"
Según el relato del fiscal, el descubrimiento de los hechos se produjo como consecuencia del examen de los archivos de la Fiscalía de la Audiencia Territorial de Madrid. Entre los documentos hallados, se descubrió que, con ocasión de un atraco ocurrido en marzo de 1984 en una joyería de la Ronda de Segovia, varios de los policías implicados habían detenido a José Fernández Corroto, a quien consideraron "delincuente habitual contra la propiedad" y "especializado en robos con intimidación en joyerías y talleres de joyerías".Estos nuevos datos ofrecieron indicios de que los policías ahora acusados, enterados de que en la joyería de la calle de Atocha se iba a realizar un atraco, se pusieron de acuerdo para "apoderarse del botín que obtuvieran los atracadores".
Siempre según el relato del fiscal, a las 10 horas del 18 de junio de 1984, los tres delincuentes -conocidos por los acusados- perpetraron el atraco y se dieron a la fuga con varias mantas de joyas. A la salida, los policías que esperaban aposentados "dispararon a quemarropa contra Feliciano Martín de Paredes y Pablo Pardo Ruiz, sin avisarles previamente que fueran policías ni intentar su detención, de forma", explica el fiscal, "que los mismos no tuvieran opción alguna de defensa ni pudieran escapar con vida, como se desprende del informe de autopsia".
Según este informe, Martín de Paredes recibió cuatro impactos de bala, uno de ellos -que le entró por la frente y le salió por la nuca- "mortal de necesidad"; otro de abajo arriba, que le destrozó la cara; el tercero, a quemarropa, en el hombro, y el cuarto en el abdomen, "a mayor distancia que los demás, pero a corta distancia". , En cuanto a Pardo Ruiz, el informe forense constata cuatro disparos en el cuello, tórax y brazo, hechos de frente, desde la izquierda y la derecha, que le acribillaron "a corta distancia, estando desarmado".
Fernández Corroto fue dejado escapar tras este atraco y muerto a tiros en Móstoles el 30 de julio de 1984 por tres de los policías acusados, "de cuatro disparos, que le alcanzaron en el pecho y en la cabeza", hechos a poca distancia y sin dejar lugar a dudas, dice el fiscal, "sobre la intención homicida de los autores".
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