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11 intelectuales soviéticos piden al patriarca Pimen que actúe para evitar pogromos

Pilar Bonet

Once intelectuales soviéticos han dirigido una carta al patriarca Pimen, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, en la que expresan su preocupación por un aparente incremento de actividades de carácter antisemita, coincidentes con la celebración del primer milenio de la cristianización de Rusia, que se celebra estos días. En vísperas de estos festejos, los rumores sobre la inminencia de un pogromo contra judíos soviéticos han causado alarma en medios de esta comunidad.

"De diferentes lugares llegan testimonios de la existencia de octavillas y llamamientos, cartas amenazadoras y aparición de agitadores en los colectivos que llaman a la gente a participar en esperados pogromos en honor del milenio", escriben los intelectuales, gente bien situada, entre los cuales hay un director de cine, tres escritores de éxito, un historiador, un periodista y, un abogado. El texto de la misiva fue facilitado a EL PAÍS por uno de los firmantes con la condición de no revelar los nombres.Los intelectuales han pedido a Pimen que intervenga públicamente contra las "provocaciones a pogromos" utilizando la autoridad que le da el ser jefe de la comunidad religiosa más numerosa de la URSS. El texto de la misiva fue entregado también a varios medios de comunicación soviéticos que, hasta ayer, no la habían publicado. En opinión de los firmantes, la celebración del milenario se ve "ensombrecida" por las informaciones sobre la eventual realización de pogromos para los que se indicaba la fecha del cinco de junio, que ha transcurrido ya sin incidentes conocidos.

Aunque la carta, enviada el uno de julio pasado, no ha sido publicada en la URSS, la Prensa soviética se ha hecho eco hasta cierto punto de los rumores antisemitas con varios artículos donde se ataca directamente tales tendencias aglutinadas en tomo a movimientos como Pamiat (memoria). El semanario Ogoniok, en su último número dedica un artículo al Protocolo de los Sabios de Sion, un documento de finales del siglo XIX que sirvió de base a la persecución de judíos en el Imperio ruso. Ogoniok denuncia el protocolo como una "falsificación" elaborada por fuerzas conservadoras de la corte del zar Nicolás II y contando con la policía secreta zarista.

El tópico de la conspiración

Según Ogoniok, el documento, que denuncia una conspiración judía universal, surgió del temor a que el zar Nicolás II no supiera gobernar a Rusia con la mano de hierro que había empleado su padre Alejandro III. Con la búsqueda de un enemigo externo se pretendía consolidar la unidad del sistema, señala Ogoniok, para quien la tendencia de ciertos círculos sociales a calificar de "satánico" cualquier fenómeno que no es de su gusto, afectó al liberalismo en el pasado y a la música rock en la actualidad. Ogon¡ok denunciaba los intentos de "reanimar" los protocolos realizados por miembros de la asociación Pamiat en la actualidad. "No podemos permitir que, bajo la apariencia de una lucha contra el olvido (de la historia) se extienda el sida de la enemistad entre las nacionalidades", afirmaba la revista.Por otra parte, Dimitri Vas¡-liev, líder del grupo Pamiat, fue objeto de una advertencia oficial por el Comité de Seguridad del Estado (KGB), según la revista Argumenti i Fakti, donde ésta institución tiene reservada una columna de información oficial. La advertencia, según el texto, se relaciona con las "actividades antisociales susceptibles de crear discordia nacional" de Pamiat. El KGB informó a la Fiscalía de la URSS al respecto, el 28 de mayo.El anuncio de esta acción es interpretado por los observadores políticos como un síntoma de que las autoridades soviéticas se han tomado en serio la posibilidad de una activación del antisemitismo, que es identificado por algunas tendencias nacionalistas como un acto de afirmación rusa.

Ello se produce sobre un telón de fondo de delicados conflictos no resueltos entre diferentes nacionalidades de la URSS.

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Los disturbios nacionalistas continuan en el Cáucaso, según informó ayer en Moscú el periodista armenio Zori Balayan. Desde el 22 de mayo la región de Nagomo-Karabaj, que ha visto denegada su petición de unirse a Armenia, está en huelga general. En Eriván, que continua cerrado a los periodistas extranjeros, las manifestaciones duran desde el día 23 de mayo y han sido suscitadas por el discurso que Egor Ligachov pronunció en Baku en el pleno del Comité Central del Partido Comunista de Uzbekistán. Ligachov dijo, aparentemente, que el problema de Nagorno-Karabaj ha sido ya resuelto.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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