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No a las torres de KIO

Con frecuencia, Madrid es sujeto de noticias preocupantes para sus ciudadanos en distintas materias; entre otras, en las de la contaminación, la congestión del tráfico y la especulación inmobiliaria. La creciente mortalidad asociada a los meses en que se producen los fenómenos de inversión térmica y los fuertes niveles de contaminación no es independiente de la organización urbanística de la ciudad.Del conjunto de medidas posibles para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en un área metropolitana como Madrid, las más importantes tendrían como objetivo evitar focos productores de grandes volúmenes de relaciones o de tráfico, sobre todo si se superponen a los ya existentes en áreas como la plaza de Castilla.

El uso de los solares objeto de controversia, con su cercanía a la estación de Chamartín y su incidencia sobre un nudo (plaza de Castilla) y unos ejes (paseo de la Castellana, Bravo Murillo y futura avenida de Asturias), fundamentales para las relaciones urbanas en Madrid, requiere necesariamente un estudio detallado que debería haberse realizado en el seno del plan general de Madrid.

La ordenación de la plaza de Castilla debería haber tenido en cuenta al menos: a) la globalidad de relaciones en el área y la influencia previsible de sus interrelaciones con la estación de Chamartín; b) los déficit de equipamientos existentes; c) los efectos de la apertura de la avenida de Asturias, y d) la oferta del transporte público existente. Ello hubiera llevado a recomendar una ordenación similar a la realizada para la plaza de Atocha y complementaria con él. Si el objetivo es mejorar la calidad de vida, es evidente que en un punto neurálgico para la ciudad como es la plaza de Castilla no puede permitirse la realización de la edificabilidad prevista.

La solución tiene que ser una sensible reducción en la edificabilidad dedicada a usos comerciales y residenciales, que evite incrementos en la congestión del área, y el diseño centrado en la mejor solución para el conjunto intercambiador-aparcamiento disuasorio-interconexión con elevada calidad de diseño de ferrocarrilautobús-metro, preferentemente incluyendo la localización de una estación norte de autobuses en este intercambiador.

Dado que en el Plan General de Ordenación Municipal de Madrid el tema de la plaza de Castilla ha presentado en el documento finalmente aprobado una ordenación cuando menos discutible, la pregunta que habría que plantearse ante la posible alegación del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid de que no disponen de los fondos necesarios para estas actuaciones es la de cuáles son los efectos, los costes de oportunidad y el destino que se está dando a los fondos presupuestarios con que se cuenta o a los posibles terrenos disponibles en áreas menos conflictivas, que pueden ser objeto de permuta con los propietarios afectados por el litigio.

¿Se ha pensado en el volumen de personas que transitan por la plaza de Castilla a diario y que van a verse directamente afectadas por las edificaciones previstas? ¿Se ha pensado en los beneficiosos efectos para la ciudad que tendría la generación de un segundo polo similar al de Atocha en la plaza de Castilla? ¿O es que el valor del tiempo asociado al no incremento e incluso la posible disminución de la contaminación y, el ahorro en vidas y en mejora de la calidad de vida para el conjunto de ciudadanos no compensan el coste de la actuación?.

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La construcción del complejo KIO, unida a los procesos de renovación urbana que previsiblemente seguirán incidiendo sobre el paseo de la Castellana, incrementará los costes sociales. Conviene no olvidar que al municipio de Madrid le va quedando cada vez menor número de puntos neurálgicos desde los que las actuaciones públicas puedan conseguir mejoras sensibles en la calidad de vida. La cuestión es: ¿perderán los madrileños otra oportunidad de conseguir un Madrid mejor por culpa del beneficio urbanístico especulativo?.

Antonio Serrano Rodríguez es catedrático de Urbanismo y presidente de la Asociación Interprofesional de Ordenación del Territorio, Fundicot.

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