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800 hombres y 6.000 kilos de bombas

Carlos Yárnoz

C. Y. Con una tripulación de 800 hombres, el Príncipe de Asturias está especialmente diseñado para que desde su cubierta -una pista de 175 metros de largo por 29 de ancho- operen los aviones Harrier de despegue vertical, un cazabombardero con una autonomía de vuelo de tres horas capaz de llevar a centenares de kilómetros del barco 6.000 kilos de bombas y mis¡les. Incluso desde el propio barco pueden llegar a ser disparadas armas que porten los helicópteros.

El Príncipe de Asturias tiene básicamente tres pisos o platafórmas- De arriba abajo, la primera plataforma o cubierta es la pista de vuelo, al final de la cual se inclina hacia arriba l2º para permitir un más fácil despegue de los Harrier. La segunda, o cubierta principal, está constituida por un gran hangar para aeronaves, que pueden ser elevadas en dos enormes ascensores. La tercera está dedicada a servicios, dormitorios, talleres, pañoles (almacenes de armas) o salas de máquinas. En total, el barco tiene 54 metros de altura.

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Un gran buque para una pequeña potencia

Toda esta masa de hierro y acero puede desplazarse a 26 millas por hora gracias a sus dos turbinas de gas, que desarrollan una potencia superior a los 40.000 CV que actúan sobre un único eje. La existencia a bordo de seis radar, cuatro ordenadores, 17 terminales de telefax, un sistema de riego para descontaminación nuclear o química, un circuito cerrado de televisión o un quirófano dan idea del complejo sistema instalado a bordo de este gran barco.

Sin embargo, los últimos conflictos -guerra de las Malvinas, crisis del Golfo y otros- han demostrado la gran vulnerabilidad de los buques ante misiles que disparados desde aviones o desde tierra alcanzan con facilidad blancos situados a más de 100 kilómetros de distancia con mínimos errores. Por ello el Príncipe de Asturias tendrá que navegar siempre dentro de un escudo de seguridad proporcionado por el resto de los buques del grupo de combate. No es casual que uno de sus principales sistemas de armas sean cuatro cañones multitubo Merioika antimisil colocados a popa, estribor y babor.

La situación es más problemática si se tiene en cuenta que la base del R-11 -es éste el numeral del barco- será la base de Rota, metida en el saco de Cádiz, a sólo una veintena de kilómetros de la costa africana y cuando la Armada apenas dispone de buques cazaminas para limpiar una zona determinada.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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