Hay que animar Goiko
La falta de contundencia exhibida hasta ahora por la línea defensiva española ha motivado que a Miguel Muñoz se le vuelva a recordar la pareja Goikoetxea-Maceda, lamentablemente rota por culpa de las lesiones desde el Mundial de México de hace dos años.Maceda jugó su último partido con la selección precisamente en el debú de México, el 1 de junio de 1986, contra Brasil y ha vivido posteriormente una azarosa recuperación salpicada de ataques y contrataques entre los servicios médicos de la federación española y del Real Madrid acerca de quiénes tuvieron más culpa en el agravamiento de su estado físico, incluida una intervención quirúrgica que su club trató de mantener en secreto y que se descubrió por la filtración de un camillero del hospital. En cuando a Goiko, desde su traspaso el pasado año del Athlétic de Bilbao al Atlético de Madrid ha vivido continuos sobresaltos con sus lesiones y jugó su último partido en la selección el pasado mes de enero, en Valencia, contra la República Democrática de Alemania en el primer amistoso de preparación para la Eurocopa.
Goiko y Maceda formaron, en definitiva, una pareja defensiva que se complementaba perfectamente y que supo imponer respeto en los campos de fútbol. La sobriedad y colocación del madridista era el contrapunto ideal a la fuerza y la garra de¡ hoy colchonero.¿Cuándo daría por tenerles aquí?, se le preguntó ayer al seleccionador: "Eso es historia y con la historia no se vive", res,pondió el técnico. Pero Muñoz es hombre fiel a quienes han ofrecido rendimiento en su etapa como seleccionador y volvió a confirmarlo con su tono peculiar y castizo: "Jugadores de la raza de Goiko, por ejemplo, no salen muchos y me refiero a su carisma. Habrá que esperar a que crezca su hijo". Oiga, Miguel, que Goiko sólo tiene una hija: "Pues habrá que animarle para que tenga un niño y salga con su casta".