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El amedrentamiento de la Prensa salpica al Gobierno mexicano en plena campaña electoral

Antonio Caño

La campaña electoral mexicana ha resucitado, con venenosos efectos para el Gobierno, los casos de los 29 periodistas asesinados por razones políticas o en circunstancias extrañas durante la actual Administración de Miguel de la Madrid. El motivo ha sido el cumplimiento, el pasado 30 de mayo, del cuarto aniversario de la muerte del columnista Manuel Buendía, sobre la que ahora se han hecho las primeras averiguaciones conducentes a su esclarecimiento.

Después de Buendía, otros 28 periodistas han perdido la vida por escribir cosas que molestaban a algunos de los poderes de hecho o de derecho de México.La última de las víctimas fue un prestigioso articulista del Estado de Baja California, el pasado mes de abril..

El aniversario del asesinato de Buendía fue recordado con marchas y actos de protesta de periodistas en todo el país. En el distrito federal, representantes de organizaciones de periodistas se reunieron con el ministro de la Gobernación, Manuel Bartiett ye le recordaron que "de no aclararse en este sexenio la muerte de Manuel Buendía, el Gobierno quedará con un estigma".

Manuel Bartlett aseguró que "hay voluntad decidida" por parte del Gobierno que preside Miguel de la Madrid de esclarecer el asunto, y confió en que las investigaciones puedan acelerarse con el nombramiento de un fiscal especial. Uno de los pasos más sorprendentes dado en los últimos días ha sido el de llamar a declarar en relación con la muerte de Buendía al ex gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Nuevo León, Alfonso Martínez Domínguez.

Este ex alto funcionario, cuya gestión hay que incluir entre los casos de triste memoria, fue uno de los principales blancos de Buendía en su columna diaria del matutino Excelsior. Antes de que un matón lo cosiera a balazos en la céntrica calle Insurgentes de la capital mexicana, Buendía había escrito también, con argumentos fundados, contra el tráfico de armas, la corrupción sindical y los abusos de poder.

La última víctima

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Los periodistas mexicanos creen que la muerte de Buendía fue el inicio de una estrategia de amedrentamiento contra la Prensa. Cuatro años después ya hay que añadir otros 28 nombres a la lista de reporteros muertos en circunstancias similares, lo que supone una cifra superior a la que se registra en otros países del continente afectados por guerrillas o conflictos civiles. La última víctima fue Héctor Félix Miranda, conocido por su columna de El gato Félix en el semanario Zeta de la ciudad de Tijuana, en el norte del país.Miranda, famoso por el tono satírico de sus críticas, fue asesinado a tiros el 20 de abril pasado mientras conducía su coche. El director del semanario en el que trabajaba declaró que los asesinos quisieron montar la apariencia de un atentado de narcotraficantes con el fin de desviar la atención sobre los verdaderos móviles del crimen, que él considera puramente políticos.

El tema de la persecución a la Prensa fue mencionado el lunes pasado por el candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) a la presidencia, Cuauhtémoc Cárdanas, quien recordó el caso de Buendía y manifestó que "cualquier limitación que se imponga a los medios de comunicación, a la libertad de expresión, así sea a un sola persona o acallando su voz, es una agresión a todos los mexicanos en el ejercicio de sus plenos derechos fundamentales".

El candidato presidencial del PRI, Carlos Salinas de Gortari, se reunió el 30 de mayo con directores de medios de comunicación en el Estado de Hidalgo, ante quienes se comprometió a respetar durante su mandato las opiniones de la Prensa y a estimular la libertad de expresión.

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