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La insólita actividad de un secuestrado

Emiliano Revilla habla frecuentemente por teléfono con su familia y con banqueros para pagar el rescate

El industrial Emiliano Revilla, secuestrado por ETA el pasado 24 de febrero en Madrid, se comunica de forma breve y frecuente con su familia a través del teléfono y contacta con banqueros y empresarios amigos para obtener su rescate. El primer intermediario de los Revilla fue un familiar cercano que se encargó de trasladar a Francia los 725 millones interceptados por la policía francesa. Tras esta operación, un abogado apellidado Elosúa es el intermediario de la segunda negociación del secuestro más largo e insólito de la historia de ETA.

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A las 23.15 horas del miércoles 24 de febrero Emiliano Revilla era secuestrado en el portal de su domicilio por tres hombres y una mujer pertenecientes a la organización terrorista ETA. Los dirigentes de la banda volvían a golpear en Madrid con el fin de presionar al Gobierno en busca de una negociación al considerar insuficientes los contactos mantenidos en Argelia con Julen Elgorriaga, delegado del Ejecutivo socialista en el País Vasco.La angustia y los nervios embargaron a la familia Revilla en los primeros momentos. Esta situación se convirtió en enfrentamiento con los responsables del Ministerio del Interior al conocer que en la documentación intervenida a ETA en Sokoa figuraba una detallada información del industrial, sus horarios, direcciones y datos de su familia. Esta información sobre el posible objetivo de ETA, según fuentes próximas a la familia, no fue trasmitida al interesado para que tomara precauciones o solicitara protección policial.

La rabia fue contenida y el hijo del empresario, Antonio Revilla, y su yerno, Jesús Álvarez, periodista de TVE, se encargaron de llevar la negociación y mantener la calma en la familia Margarita Sánchez, esposa del industrial, pasaba los días entre tranquilizantes y somníferos.

Numerosas personas se ofrecieron para mediar con ETA. El hijo del industrial contactó con personas que fueron secuestradas por ETA para no fallar en la elección del intermediario. Justamente a la semana siguiente del secuestro la familia ya había elegido a un familiar cercano como el intermediario con la banda terrorista. Fue esta persona la que contactó con ETA en el País Vasco y París.

La organización terrorista pidió en un primer momento 2.000 millones de pesetas, cifra que fue posteriormente rebajada a los 725 millones de pesetas que fueron interceptados en Francia.

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El dinero fue conseguido de la banca privada mediante avales de empresas de la familia. En ningún momento el dinero estuvo en el domicilio de la familia Revilla como se aseguró en algunos casos. Mientras tanto, los policías de la Brigada Central de Información (Antiterrorista) tenían pinchados los teléfonos de la familia y sometían a estrecha vigilancia todos sus movimientos.

Quince días antes de la interceptación del dinero en Francia, la familia había entregado el rescate al intermediario y desconocía en qué momento llegaría a las manos de la organización terrorista. Paralelamente, la policía había preparado una amplia operación para llegar hasta el máximo dirigente de la organización, Francisco Múgica Garmendía, Artapalo, quien, según fuentes de la brigada especialista en antiterrorismo, se encuentra actualmente escondido en París.

Operación fracasada

La operación, de acuerdo con los servicios franceses, consistía en seguir el dinero hasta que llegara a su máximo dirigente o al responsable del área de finanzas de la organización. Si hubiera culminado con éxito, la policía hubiera desbaratado la actual cúpula de ETA o al menos su aparato de finanzas con lo que hubiera defenestrado durante un tiempo su capacidad operativa.Sin embargo, un error de los servicios franceses acabó con la que podría haber sido la operación más importante contra ETA. El scanner que llevaba conectado el dirigente de ETA José Félix Pérez Alonso le permitió desbaratar todo el dispositivo.

"Ahí viene uno", escuchó el etarra a un policía que trasmitía la alerta por la frecuencia reservada de este servicio. El terrorista no lo dudó y trató de huir inmediatamente, aunque fue capturado. Sin embargo la operación había fracasado, aunque por primera vez se intervenía a ETA en Francia el dinero de un secuestro y se impedía de esta forma que ese rescate facilitase nuevas acciones terroristas.

La angustia y el temor se apoderaron de la familia Revilla. El caso insólito de la interceptación del rescate abría un serio interrogante en el domicilio del industrial soriano. Durante algunos días la familia temió lo peor, hasta que una nueva y breve llamada del propio Emiliano Revilla tranquilizaba a su esposa e hijos.

Desde su cautiverio Emiliano Revilla, según fuentes de la brigada Antiterrorista, comenzó a llamar a amigos de empresas y bancos para conseguir un nuevo rescate. Fuentes próximas a la familia reconocen que la segunda negociación la ha llevado personalmente el propio industrial y aseguran desconocer qué ha pactado con sus secuestradores.

Las fuentes policiales consultadas aseguran que el propio Emiliano Revilla llama a su casa cada dos o tres días. Sus comunicaciones son muy breves para evitar que la policía capte el origen de la llamada. Por este motivo, la familia se mantiene esperanzada a pesar de la angustia que está suponiendo el secuestro más largo de la historia de ETA.

Mientras tanto, en esta segunda fase el abogado Elosúa contacta en el País Vasco con personas que tienen acceso a ETA para culminar el pago de los 400 millones reclamados ahora por la organización terrorista. Las fuentes de la brigada antiterrorista no descartan que el empresario se haya comprometido a pagar alguna cantidad de dinero una vez que fuera liberado, previo pago de una importante cantidad mientras permanece secuestrado.

Los servicios antiterroristas centran en Madrid todos sus esfuerzos en busca del comando dirigido por el histórico de ETA José Luis Urrusolo Sistiaga, un antiguo miembro del comando Madrid. Los servicios antiterroristas creen que Emiliano Revilla esta pasando su cautiverio en el mismo lugar que Diego Prado y Colón de Carvajal. Esa infraestructura de ETA en Madrid no pudo ser desarticulada por la policía, tras la detención del último comando que actuaba en la capital de España.

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