Respuestas en el infinito

G. M., En las actuales condiciones, y mientras el INE no publique las tres décimas con las que opera su ordenador, resulta aventurado por todo lo dicho el deducir resultados exactos a partir de las cifras que aparecen en la Prensa.

Incluso el informador que, además de las variaciones, trabaje con la serie completa del índice, cometería con alta probabilidad un error si se aventura por apuntar una u otra causa entre las cuatro explicadas.

El 0,3% de descenso en el IPC de abril, por ejemplo, responde a que el índice seguido (base 100 en 1986) bajó desde el 142,2 de marzo hasta el 141,1 Con la hipótesis de que la segunda décima -deseonocida- fuera en ambos casos el 0 (una de las 10 probabilidades), la variación habría sido del 0,35162. En ese caso, el redondeo debería haberse realizado al alza, para publicar un descenso del 0,4%.

Que el INE publicara un 0,3% puede indicar, descartados los errores, a las siguientes grupos de probabilidades: que el índice de marzo estuviera redondeado al alza, que el de abril lo estuviera a la baja, que fuera a la inversa, que se combinaran las dos primeras posiciones, y que se conjugaran sus inversas.

Quien eligiera el citado 0,35162 -resultado de una de las muy numerosas combinaciones- y afirmara que el descenso debería haber sido del 0,4%, podría haber explícado con ello que éste fue el motivo de que bajara el acumulado anual desde el 1,7% de enero-marzo al 1,3% para enero-abril que se ha publicado oficialmente. Pero eso no fue lo ocurrido, aunque resultara posible y verosímil.

Lo realmente sucedido no podría así constatarse hasta que todos los meses se facilitaran los tres decimales del INE. Y aun entonces careceríamos de certeza sobre si los cuartos, quintos o siguientes decimales nos juegan la pasada de alterarnos el IPC. Deberíamos acudir al infinito para estar seguros. Pero incluso allí, ya con el IPC entero y verdadero, nos faltaría plantearnos lo principal: si el IPC exacto mide bien o mal los movimientos de los precios.